Washington, 25 nov (Prensa Latina) El virtual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió llevar al Congreso el tema migratorio, un tema altamente controvertido que a juicio de analistas mantiene hoy irritaciones por el trato represivo recibido bajo la administración de Donald Trump.
La promesa de una ley de inmigración dependerá «del tipo de cooperación que pueda o no pueda obtener del Congreso de Estados Unidos», dijo el demócrata sobre sus prioridades en los primeros meses de gobierno.
«Me comprometí. En los primeros 100 días, enviaré un proyecto de ley de inmigración al Senado con un camino hacia la ciudadanía para más de 11 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos», enfatizó Biden en declaraciones a medios de prensa.
Llama la atención que el tema no logró avances bajo el gobierno de George W. Bush (R) y ni bajo el demócrata Barack Obama, pese a deseos y propuestas que chocaron con la resistencia en el Congreso.
Obama priorizó la Ley de Salud en detrimento de la reforma migratoria y cuando quiso, ya había perdido la mayoría en el Congreso y su gestión, pese a los intentos, solo resultó en órdenes ejecutivas, entre ellas la de protección de los llamados soñadores (dreamers), aquellos que llegaron al país siendo niños.
Bajo el gobierno de Bush el tema alcanzó protagonismo en el Congreso impulsado por los ya fallecidos senadores Edward Kennedy (D) y John McCain (R) pero de buenas intenciones no pasó el asunto.
La promesa de Biden por otro lado se corresponde con el apoyo logrado entre los latinos, entre los cuales su rival Trump obtuvo un 32 por ciento.
Los latinos constituyen el 18 por ciento de la población total del país y nueve de cada diez por debajo de los 18 años nacieron en Estados Unidos, algo que pudiera ayudar se cumpla el pronóstico de que a mitad de siglo el presidente de la nación será un hispano.
Sin embargo, la inmigración, al menos de acuerdo con una encuesta realizada por Pew Research Center, no es uno de los principales temas entre los votantes hispanos.
Hasta ahora, la gran promesa incumplida de los demócratas es una reforma migratoria que legalice a los casi 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en Estados Unidos, aunque algunos estimados duplican esa cifra.
En 2013, un grupo de senadores de ambos partidos puso de nuevo a discusión el tema y escribió una reforma migratoria casi integral que habría permitido que millones de inmigrantes indocumentados obtuvieran un estatus legal.
Obama apoyó el proyecto de ley, pero no pasó la Cámara de Representantes y se trabó en discusiones de fondo y de contenido, en especial la forma de alcanzar la ciudadanía. Ahora le toca a Joe Biden y a la senadora Kamala Harris corregir esa falta de credibilidad de los demócratas con la comunidad latina. «Creo que fue un gran error», reconoció el futuro presidente en declaraciones a medios de prensa. «Nos tardamos mucho en hacer lo correcto».