Toluca, Estado de México; 17 de diciembre de 2020.– Se estima que cada año, los mexicanos compramos entre 1.6 y 2 millones árboles de navidad, pero, aunque iluminan nuestras casas y llenan de alegría nuestros hogares, muchos desconocen el por qué los colocamos para las celebraciones decembrinas.
Una historia narra que, en el año 723 de nuestra era, el evangelizador San Bonifacio intentaba convertir al cristianismo a los pueblos germánicos y ya que ellos veneraban un gran árbol de roble en honor al dios Thor, Bonifacio lo cortó como símbolo de que nadie lo protegía, después lo suplantó con un pino y lo decoró con manzanas que representaban el pecado y velas que significaban la luz de Jesucristo.
El pino decorado se fue expandiendo por toda Europa durante los siglos, hasta que arribó a México en diciembre de 1864, cuando el emperador Maximiliano de Habsburgo puso de moda esta tradición en el castillo de Chapultepec y su corte imperial adoptó rápidamente la práctica, colocando en años posteriores pinos mexicanos dentro de sus casas.
Actualmente, la Iglesia católica reconoce al árbol de navidad como una representación de la Santísima Trinidad, con 24 o 28 esferas que simbolizan los días de adviento y una estrella en la punta que significa la fe que debe guiar a un cristiano.
Con información de (AMX Noticias)