Washington, 20 feb (Prensa Latina) El demócrata Joe Biden cumplió al mediodía de hoy su primer mes como presidente de Estados Unidos en medio de las crisis, principalmente sanitaria y económica, que heredó de su predecesor, el republicano Donald Trump.
En este lapso, el mandatario del partido azul, quien frustró los intentos de Trump de permanecer en la Casa Blanca hasta 2025 al vencerlo en las elecciones del pasado 3 de noviembre, firmó en la historia moderna norteamericana la cifra récord de 31 órdenes ejecutivas.
Esa cantidad supera en una las iniciativas similares rubricadas en idéntico tiempo por el también demócrata Franklin Delano Roosevelt, gobernante de 1933 a 1945 y considerado el gran referente político del actual jefe de Estado.
Sin embargo, los esfuerzos de Biden por cambiar el panorama en Estados Unidos enfrentan obstáculos y resulta necesaria la cooperación de un Congreso cuya mayoría del partido del presidente es tan estrecha que será muy difícil aprobar leyes sin el beneplácito de los republicanos.
Por ejemplo, están pendientes de aprobación en el Legislativo las propuestas de Biden de 1,9 billones de dólares para «rescatar» la economía de los efectos de la Covid-19, cuando Estados Unidos sigue siendo la nación más afectada por la pandemia, y de la reforma migratoria.
Hace dos días, representantes demócratas en el Capitolio dieron a conocer el extenso proyecto de ley sobre migración, de 400 páginas, que proporcionaría un camino de ocho años hacia la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes irregulares.
Considerada por analistas como un esfuerzo cuesta arriba debido a la oposición de los republicanos, la iniciativa será analizada en la Cámara de Representantes y el Senado, y probablemente una votación al respecto ocurrirrá durante la semana del próximo 8 de marzo.
Si las dos entidades legislativas aprueban el mismo texto, la propuesta se enviará al mandatario para que, con su firma, se convierta en ley, pero según entendidos en la materia, ese hecho no acontecerá con la celeridad que quiere la administración.
A juicio de diversas voces, Biden impulsa un proyecto inclusivo de ley de reforma migratoria, el cual recibe elogios de progresistas y defensores de los derechos de los inmigrantes, y a la vez contrasta con los criterios de los republicanos.
Sobre el apoyo económico, la Casa Blanca quiere que el Congreso lo apruebe antes del 14 de marzo, fecha final de ayudas clave contra el desempleo, y los demócratas pretenden recurrir a una maniobra legal para poder aprobar el paquete en el Senado incluso si no cuentan con respaldo entre sus oponentes.
Por otro lado, Biden necesitará el visto bueno de los legisladores y de los sindicatos de profesores para lograr en sus primeros 100 días en el cargo, que se cumplen el 30 de abril, el objetivo de reabrir las escuelas que enseñan a menores de 14 años de edad, ahora cerradas por la Covid-19.
Otra promesa a concretar antes del 1 de mayo, administrar al menos 100 millones de dosis de vacunas contra dicha enfermedad, Biden está en vías de cumplirla pues la mansión ejecutiva reportó el logro de una media de 1,5 millones de los inyectables suministrados por jornada.
Junto a estos problemas, el primer mes de Biden al frente de Estados Unidos estuvo marcado por el juicio político contra Trump, acusado de incitar a la insurrección en el asalto al Capitolio de esta capital el 6 de enero, con saldo de cinco muertos.
Ese día, seguidores del republicano, a quien el Senado absolvió el 13 de febrero con 57 votos a favor de condenarlo (siete republicanos) y 43 en contra, atacaron la sede del Congreso para evitar la confirmación por ambas cámaras de la victoria de Biden en las urnas.
Como anticiparon diversas fuentes, no se lograron los 67 sufragios necesarios, o la mayoría de dos tercios en la Cámara alta de 100 integrantes, para la condena.
Tal juicio, el segundo de Trump en aproximadamente un año, dejó varios récords, pues nunca antes un presidente pasó por el proceso dos veces y el republicano fue el primero en enfrentar un acto de esa naturaleza después de terminar el mandato.
A diferencia de ocasiones anteriores, el procedimiento legal estuvo encabezado por el senador demócrata Patrick Leahy, presidente pro témpore de la Cámara alta, y no por la máxima figura de la Corte Suprema de Justicia, John G. Roberts.