Washington, 3 mar (Prensa Latina) Las agencias de inteligencia estadounidenses detectaron un posible complot para atacar otra vez la sede del Congreso, informó hoy el cuerpo policial a cargo de proteger ese edificio federal.
Obtuvimos datos sobre una conspiración por parte de un grupo armado para asaltar el Capitolio el jueves 4 de marzo, y la policía está enterada y preparada ante cualquier amenaza potencial contra miembros del Congreso o contra la instalación, señaló un comunicado de esa fuerza del orden.
Los nuevos informes fueron revelados casi dos meses después de que miles de fanáticos del entonces presidente Donald Trump asaltaron la sede del Congreso en que los legisladores iban a ratificar la victoria electoral del demócrata Joe Biden.
El aviso surgió al mismo tiempo que la directora interina de ese cuerpo de seguridad, Yogananda Pittman, testificaba este miércoles ante un subcomité de presupuesto de la Cámara de Representantes.
En su testimonio, Pittman dijo que hubo un crecimiento del 93,5 por ciento en las amenazas a los miembros en los primeros dos meses de 2021 en comparación con el mismo período de 2020.
Hasta ahora, unos 300 individuos fueron acusados de participar en esa revuelta que provocó la muerte a cinco personas, incluso un agente de la Policía del Capitolio.
Recientemente responsables de esa fuerza policial dijeron que «no tienen indicio alguno de que grupos estén planeando ir a Washington D.C. a protestar o cometer actos de violencia».
Las unidades que protegen el recinto federal reforzaron la seguridad, erigieron barreras coronadas con cuchillas y aumentaron la presencia de efectivos de la Guardia Nacional, pues según sus directivos «esta amenaza se está tomando en serio».
La agencia AP relaciona esta nueva acción hostil con una campaña fantasiosa de grupos de extrema derecha, de que Trump ascenderá de nuevo a la presidencia el 4 de marzo, la fecha en la que Estados Unidos solía celebrar su transición presidencial hasta 1933, cuando fue cambiada al 20 de enero.
Miles de cuentas de redes sociales que fomentaban la revuelta del 6 de enero han sido suspendidas por las compañías Facebook y Twitter, lo que le dificulta a esos grupos extremistas organizar otra toma del Capitolio.