Washington, 13 abr (Prensa Latina) Los hechos de violencia y brutalidad policial crecieron en las últimas semanas en Estados Unidos, un escenario que complica hoy los planes del presidente Joe Biden, casi tres meses después de asumir su cargo.
Un reporte del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, uno de los tanques pensantes con sede en esta capital, publicado este martes por el diario The Washington Post, señala que estos actos violentos son predominantemente provocados por extremistas de extrema derecha y elementos racistas como los supremacistas blancos y los enemigos de los musulmanes.
En la ciudad de Minneapolis cientos de manifestantes protestaron anoche por segunda ocasión consecutiva, por el asesinato del afroamericano Daunte Wright, al ser detenido por la agente Kimberly A. Potter, de 26 años de experiencia en el cuerpo represivo.
La versión oficial señala que Potter pretendía disparar una pistola eléctrica, no un arma de fuego, cuando el hombre forcejeaba con otros de sus colegas, pero la madre de Daunte dijo que a su hijo le dispararon antes de volver a entrar al vehículo.
Unas 40 personas fueron arrestadas el lunes por la noche y en las primeras horas de hoy por las protestas en el Brooklyn Center, zona emblemática de la urbe.
Al igual que en otras ocasiones la policía de Minneapolis lanzó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, y persiguió a algunos manifestantes.
Biden se pronunció sobre el incidente y dijo que las manifestaciones pacíficas son comprensibles, pero que «no hay absolutamente ninguna justificación» para los disturbios.
Todo esto en momentos en que se desarrolla, a pocos kilómetros del lugar de las manifestaciones, el juicio a Derek Chauvin, el exoficial acusado de asesinar a George Floyd en mayo de 2020, cuya muerte desató la repulsa nacional e internacional y provocó oleadas de protestas y manifestaciones violentas en decenas de ciudades estadounidenses, reprimidas por las fuerzas del orden.
También el lunes al menos un adolescente murió y un oficial de policía fue herido en un tiroteo en una escuela secundaria de la ciudad de Knoxville, en el estado de Tennessee, mientras una acción similar ocurrió durante el fin de semana en una playa del sur de California cuando una manifestación de supremacistas blancos chocó con unos 200 miembros del movimiento Black Lives Matter.
Otro tiroteo masivo tuvo lugar en las primeras horas del 3 de abril en una fiesta en una casa en Wilmington, Carolina del Norte, donde fueron asesinadas tres personas y otras cuatro resultaron heridas.
El 22 de marzo pasado ocurrió un incidente de ese tipo en Boulder, Colorado, donde murieron 10 individuos, y un hecho similar en Atlanta, Georgia, con seis mujeres asiáticas muertas el 16 de marzo, así como otro el 1 de abril en Orange, California, en el cual resultó occiso un niño y otras dos personas fueron lesionadas.
En una alocución en la Casa Blanca frente a legisladores estadounidenses, el presidente Biden presentó recientemente una serie de órdenes ejecutivas, en un esfuerzo por restringir, en la medida de lo posible dada la oposición republicana al respecto, el acceso de los civiles a las armas de fuego.
Por otra parte, hasta este lunes ocurrieron en la nación norteña unas 11 mil 960 muertes por la violencia con armas de fuego, en tanto nueve mil 410 personas resultaron heridas, según cálculos del Archivo de la Violencia Armada, una organización sin fines de lucro especializada en el tema.