México, 8 jun (Prensa Latina) La victoria personal del presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones intermedias del pasado domingo es obvia, pero también lo es que fue menor a lo esperado, advierte hoy La Jornada.
En un análisis de los resultados de los comicios en los cuales la principal recompensa eran el dominio de la Cámara de Diputados y 15 gobernaciones, el diario señala que la magnitud del triunfo de López Obrador en 2018 hizo creer a sus simpatizantes en la inevitabilidad de una victoria apabullante en la de ahora.
Pero con la información disponible está claro que el partido Morena no obtuvo la votación que esperaba y necesitaba, aunque fanó la mayoría de las elecciones estatales.
Perdió en la Ciudad de México, su principal bastión desde 1988, al menos nueve de las 16 alcaldías (Xochimilco está en suspenso) y 12 distritos del Congreso local.
Aunque en la Cámara de Diputados sigue siendo, sin duda, la principal fuerza política, no obtuvo la mayoría calificada que solicitó a los votantes en las campañas, y que requiere para seguir adelante con sus reformas.
Morena perdió, también, buena cantidad de las más importantes ciudades del país, a excepción de Tijuana y Acapulco, señala La Jornada.
En Monterrey y Guadalajara ganó MC; en Querétaro el PAN; en Puebla, la alianza Compromiso por Puebla-Pacto Social de Integración; en Morelia, la Coalición PAN-PRD; Guanajuato, PAN; en Cuernavaca, la alianza PAN-PSD; en Hermosillo, Va Sonora; en Toluca, la convergencia PAN-PRI-PRD; en Veracruz, el panismo se hizo de Medellín, Alvarado, Boca del Río y el puerto.
La oposición partidaria, que fue reducida casi hasta la insignificancia por el tsunami de 2018, revivió fortalecida este 6 de junio, de la mano de la derecha empresarial.
A pesar de los descalabros que sufrió en varios estados, emerge con fuerza suficiente para vetar iniciativas gubernamentales y conducir ella públicamente (y no sus intelectuales, las cámaras patronales o la prensa escrita) la verdadera oposición conservadora a la Cuarta Transformación (CT).
Cuenta, además, con una potencia en la Ciudad de México, de la que careció durante las últimas décadas, expresa La Jornada.
Lo notable es que, a pesar de la pandemia, la crisis económica, la inseguridad y el descontento de las clases medias, la 4T sólo haya tenido derrotas contundentes en la capital de la República. No es poca cosa.
El hecho muestra hasta dónde la indudable aprobación que mantiene López Obrador en la opinión pública, sirvió de valladar para que esa desazón no se manifestara en las urnas más ampliamente.
Hay un malestar acumulado entre artistas, científicos, académicos, intelectuales, maestros, normalistas, feministas, ambientalistas, defensores de derechos humanos, asociaciones de víctimas que, salvo en la Ciudad de México, no se expresó electoralmente de manera directa en favor de algún partido o candidato, salvo anulando las papeletas o escribiendo en ellas consignas.
Curiosamente, y a pesar del reposicionamiento de sus partidos en el tablero político nacional, tampoco le fue muy bien a los dirigentes de PRI, PAN y PRD y ello traerá consecuencias.