Toluca, Estado de México; 05 de julio de 2021.-
La ingesta de bebidas alcohólicas está contraindicada después de la aplicación de cualquier vacuna ya que, al igual que las drogas, no solo tiene un efecto inmunosupresor que afectaría a la producción de anticuerpos, si no que puede potenciar los efectos secundarios de la fórmula.
Con la aplicación de la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad COVID-19, las autoridades médicas incluso recomiendan un periodo de tres semanas sin consumir alcohol ni drogas, con la finalidad de que el sistema produzca suficientes anticuerpos para proteger al cuerpo.
En este sentido, la International Society of Substance Use Prevention and Treatment Professionals (ISSUP) detalló que el uso crónico de sustancias alcohólicas puede reducir el número de linfocitos T periféricos y provocar una pérdida de linfocitos B periféricos; ambos relacionados con la defensa del cuerpo. Por lo que, recuerda la ONG, si una persona bebe alcohol con mucha frecuencia, puede ser más propenso de contraer el virus del SARS-CoV-2, ya que reduciría el efecto de la vacuna.
Además, según la doctora Rosa María Wong del Laboratorio de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UNAM, el alcohol puede potenciar los efectos secundarios indeseables, como mareos y dolores de cabeza; “lo recomendable es no ingerir alcohol por las siguientes 72 horas”, al menos para evitar los efectos secundarios; sin embargo, la comunidad científica coincide que ese periodo puede ser de hasta 21 días o tres semanas.
Por su parte, en un documento elaborado por los médicos Alfredo Corell y África González para la Sociedad Española de Inmunología (SEI), la combinación de vacunas y alcohol podía ser contraproducente no solo físicamente; “El consumo de alcoholes destilados y drogas tiene un efecto inmunosupresor, con unos mecanismos muy parecidos a los que se producen en situación de depresión o estrés”, indicaron para la BBC.
Con información de (AMX Noticias)