Texto: Washington, 7 sept (Prensa Latina) La negativa del Tribunal Supremo a bloquear la ley que limita el aborto legal y seguro en Texas pone en peligro todos los derechos constitucionales de los ciudadanos estadounidenses, alertó hoy el experto Andrew Koppelman.
Los opositores al aborto están contentos por la noticia, debido a que la ley logró lo que ellos esperaban. Tan pronto como entró en vigor, la mayoría de las interrupciones del embarazo en Texas se detuvieron, explicó el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Northwester, Estados Unidos.
Pero las autoridades del país aún no entienden el verdadero alcance de esta ley, que no afecta solo el derecho fundamental de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, resaltó en un artículo publicado en The Hill.
El académico condenó que la ley permita a cualquier ciudadano privado demandar a quien «ayude o instigue» un aborto después de las seis semanas de gestación, tiempo en que la mayoría de las mujeres apenas empiezan a descubrir su embarazo.
Si un juez falla a favor del demandante, este recibe al menos 10 mil dólares por aborto más los costos legales. Sin embargo, si el demandado gana, no recibe ningún beneficio, solo pérdidas, porque deberá pagar a sus abogados por el costoso litigio.
El esquema fue ideado por el exprocurador general de Texas Jonathan Mitchell, quien definió que un acusado debe pagar los honorarios de los abogados aun cuando gana la querella porque la necesidad de cubrir sus facturas «puede inducir el cumplimiento de la ley».
«Esto significa, nada más y nada menos, que la amenaza de un encarecido pleito puede intimidar a la gente para que renuncie a sus derechos constitucionales, cualquiera de ellos», resaltó Koppelman.
A ello se suma algo inconcebible: los ciudadanos privados pueden presentar la demanda desde cualquier lugar del estado, incluso a cientos de kilómetros de distancia del domicilio o negocio del acusado.
Imaginemos que el Tribunal Supremo decide aprobar una ley que castigue a cualquier persona que diga algo bueno sobre Mitchell, ejemplificó el experto.
Quizás haya alguien que admire al exprocurador. Pero si hace publica su opinión, será demandado en un tribunal a 300 millas de casa. Si no contrata a un abogado, se enfrentará a una gran sentencia. Y aunque se desestime la demanda, gastará miles de dólares en abogados.
Esa secuencia de hechos hace que la gente opte por guardarse sus opiniones para sí mismo, y esto podría ocurrir con cualquier otro derecho constitucional. Por eso las consecuencias de esta ley contra el aborto pueden ser nefastas, porque puede servir de modelo para actuar en otros ámbitos, alertó el profesor.
La lógica no se limita al aborto, el truco funcionará con cualquier otro derecho. Por ejemplo, el del matrimonio igualitario.
Muchos de los proveedores de bodas que se niegan a celebrar casamientos entre personas del mismo sexo no reciben quejas porque los clientes rechazados se encogen de hombros y se van a otra parte, explicó.
Pero supongamos que alguien pudiera obligarles a acudir a los tribunales por negar a las parejas de ese derecho fundamental, ¿qué ocurrirá entonces?, ¿cómo responderá la comunidad religiosa?, se preguntó Koppelman.
«Aún se desconoce la influencia real que tendrá la ley de Texas. Pero al parecer este razonamiento se aplicará solo al aborto y no a otros. Los jueces no son estúpidos. Sólo fingirán serlo si -como ocurrió en ese estado- se impugna una ley que les gusta», concluyó.
La semana pasada, el Tribunal Supremo se negó a bloquear la nueva ley de aborto de Texas en una votación dividida, con cinco votos a favor y cuatro en contra.
Desde entonces, miles de feministas y defensores de derechos de las mujeres instaron a la administración del presidente Joe Biden a tomar cartas en el asunto para garantizar el acceso a un aborto legal y seguro en Texas.
Este lunes el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) aseguró que protegerá a las mujeres que deseen interrumpir su embarazo, aunque no definió cómo.
En un comunicado de prensa, el fiscal general Merrick Garland aseguró explorará «todas las opciones» para desafiar la nueva ley de Texas y no tolerará «la violencia contra quienes tratan de obtener o prestar servicios de salud reproductiva».
La legislación, firmada por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, prohíbe casi todos los abortos una vez que se detecta el latido del corazón del feto, lo que ocurre tan temprano como las primeras seis semanas de gestación.
De acuerdo con la organización Maternidad Planificada y Salud para Todas las Mujeres (Planned Parenthood y Whole Woman’s Health), entre el 85 y el 90 por ciento de las personas que interrumpen su embarazo en Texas lo hacen en ese tiempo, lo que significa que la ley prohíbe casi todos los abortos en el estado.