Por Fausto Triana
Madrid, 22 oct (Prensa Latina) Una pócima para frenar el envejecimiento, pudiera ser el título de esta historia, pero hoy el asunto es más serio a partir de investigaciones de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
De hecho, hay que apartar el sensacionalismo en virtud de lo que promete ser un éxito rotundo si se confirman las propiedades del fármaco creado por la UOC y la Universidad de Leicester (Reino Unido).
En un documento al que tuvo acceso Prensa Latina, la UOC analiza los enigmas en torno a la vejez y las causas por las cuales algunas personas llegan más rápido a la senectud que otros, o empeoran su salud y desarrollan enfermedades.
Alzhéimer, fibrosis, diabetes tipo 2 o algunos tipos de cáncer llegan de forma más veloz a algunos grupos etarios. Una explicación podría ser el nivel de eficiencia de la respuesta de cada organismo ante el daño que reciben las células a lo largo de la vida, por lo que acaban envejeciendo.
Los investigadores del alto centro de estudios de Cataluña, España, y de la Universidad de Leicester adelantaron un nuevo método para eliminar las células viejas de los tejidos y frenar así el proceso de envejecimiento.
Han concebido un anticuerpo que funciona como bomba inteligente capaz de reconocer proteínas específicas en la superficie de estas células envejecidas o senescentes, engancharse a ellas y aplicarles un fármaco que las elimina, sin afectar al resto, lo que minimiza los potenciales efectos secundarios.
Según la UOC, los resultados de este trabajo, publicado en acceso abierto en Scientific Reports, abre las puertas a desarrollar tratamientos efectivos para retrasar la evolución de enfermedades vinculadas al envejecimiento.
Asimismo, a la larga, este descubrimiento también podría neutralizar al propio proceso de envejecimiento, con el objetivo de mejorar la esperanza y sobre todo la calidad de vida de las personas en esta etapa.
«Por primera vez tenemos un fármaco basado en un anticuerpo que puede aplicarse a los humanos para frenar la senescencia celular», afirmó el médico e investigador de la UOC y de la Universidad de Leicester, Salvador Macip, que está al frente de esta iniciativa.
Macip argumentó que el estudio se apoyó en las terapias que ya se usan en el cáncer y que se dirigen a proteínas concretas presentes en la superficie de las células cancerosas.
«Y lo hemos trasladado a las células senescentes», acotó.
El fármaco diseñado por el doctor Macip y su equipo es un senolítico de segunda generación, teledirigido y muy específico.
Los investigadores se basaron en los resultados de un trabajo previo en el que estudiaron el surfaceome, el conjunto de proteínas de la superficie de la célula, con el objetivo de identificar cuáles eran propias de las células senescentes.
«No son universales, sino que cada tipo de célula envejecida tiene unas proteínas más presentes que otras», detalló el científico.
«Del mismo modo que los anticuerpos del organismo reconocen los microbios y nos protegen de ellos, nosotros hemos diseñado estos anticuerpos para que sean capaces de reconocer células viejas y les hemos aplicado una carga tóxica para que las destruyan, como si fueran misiles teledirigidos», sentenció.
El doctor Macip, que dirige el Laboratorio de Mecanismos del Cáncer y el Envejecimiento de la Universidad de Leicester indicó que el tratamiento se podría empezar a administrar cuando aparezcan los primeros síntomas de enfermedades como el Alzheimer, la diabetes tipo 2, el Parkinson, la artritis, las cataratas o algunos tumores.