El sitio que hace algunas décadas era considerado una catástrofe ambiental, hoy sea “un excelente laboratorio natural para el estudio de la evolución en ambientes extremos”.
Al grado que la importancia que reviste Chérnobil como reserva natural hace de esta área un auténtico refugio de vida salvaje para especies amenazadas, todo sin la presencia humana en esta zona.
Por otro lado los soldados del ejército soviético se encargarían de matar a todas las mascotas que quedaban en la zona, porque las consideraban un riesgo de transmisión radioactiva. Sin embargo, todavía quedan entre 600 y 800 perros y gatos callejeros que deambulan por el lugar.
Pero hasta el día de hoy, la incógnita entre los científicos que analizan la zona de exclusión, está en cómo afecta a los animales salvajes que la habitan, la contaminación que todavía sigue invadiendo al lugar.
La ciencia sigue investigando si los animales que viven cerca del punto de la explosión sufrieron mutaciones en sus apariencias físicas y comportamiento.
Donde se creía que ya no habría indicios de vida, hoy habitan osos, bisontes, lobos, linces, vacas, caballos de Przewalski, y unas 200 especies de aves, entre otros animales, según informó el biólogo e investigador de la zona, Germán Orizaola.
Si bien destaca una “ausencia general de efectos negativos de la radiación sobre las poblaciones de animales”, dijo que encontró algún indicio de respuestas adaptativas frente a la radiación.
“Las ranas de la zona de exclusión son más oscuras, lo que podría protegerlas de la radiación”, ejemplificó.
Con información de mayacomunicacion.com.mx