Por Martha Isabel Andrés
La Habana, 25 dic (Prensa Latina) El escenario navideño que se apodera de buena parte del mundo occidental, a través de árboles, luces, decoraciones temáticas y villancicos, también llega a las salas de cine y a los servicios de televisión y de streaming con la proyección de numerosas películas ambientadas en esta etapa del año.
De tal modo, los amantes del séptimo arte pueden disfrutar cada diciembre de nuevas cintas estrenadas con motivo de la Navidad o de filmes que ya se han convertido en agradables clásicos de esta popular temporada, los cuales suelen estar marcados por mensajes positivos y afectivos, a tono con el espíritu de la fecha.
Entre esos largometrajes, quizás ninguno sea tan icónico en Estados Unidos y en otras naciones de gran arraigo navideño como Itâ€Ös a Wonderful Life, conocido como Qué bello es vivir, el cual acaba de cumplir 75 años y todavía constituye una tradición anual para muchas familias.
Después de su estreno el 20 de diciembre de 1946 en el Teatro Globe de Nueva York, la obra realizada por el multipremiado Frank Capra obtuvo críticas mixtas y una discreta recepción, alejada de los éxitos logrados por el director antes del fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
El filme narra la historia de George Bailey, interpretado por James Stewart, un hombre abrumado que en la Nochebuena de 1945 contempla la posibilidad de suicidarse, hasta que su ángel guardián interviene y le muestra qué habría sido de las personas a las que él ayudó a lo largo de su existencia si el protagonista nunca hubiera nacido.
La trama refleja la forma en la que un ser humano puede impactar a otros, y muestra una visión de la sociedad estadounidense de entonces de manera edulcorada y optimista, con cierta crítica al capitalismo más crudo, pero en defensa de ese sistema, como era de esperar en un director como Capra, conocido por su cine de propaganda a favor del modo de vida norteamericano.
Itâ€Ös a Wonderful Life, en su concepción, no estaba pensada como una película de Navidad, pero comenzó a ganar gran popularidad a partir de 1974, cuando la compañía productora Republic Pictures dejó caducar los derechos de autor debido a un error, lo que permitió su entrada al dominio público y que múltiples cadenas de televisión la transmitieran continuamente.
Aunque la empresa recuperó el control de la cinta en 1993, y luego vendió los derechos para la pequeña pantalla exclusivamente a NBC, ya el largometraje había prendido en el imaginario colectivo de Estados Unidos, al punto de que aún se cita como una de las creaciones cinematográficas más vistas en este mes.
Junto a ella, los entusiastas de esta época del año al estilo de Hollywood también miran una y otra vez producciones como Gremlins (1984), Solo en casa (1990), El Grinch (2000), Love Actually (2003), diferentes versiones de Mujercitas e, incluso, Duro de matar (1998), el filme de acción protagonizado por Bruce Willis en su conocido papel del policía John McClane y sobre el que todavía sigue el debate en la cultura popular acerca de si puede considerarse o no una película de Navidad.
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