Ginebra, 14 jun (Prensa Latina) Los casos internacionales de Parkinson crecieron el doble de 2004 a 2019, advirtió hoy un informe sobre el comportamiento de la enfermedad en ese periodo elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La discapacidad y la muerte a causa de esa afección degenerativa del cerebro están aumentando «más rápido» que cualquier otro trastorno neurológico, señaló la entidad sanitaria de las Naciones Unidas.
De hecho, apuntó, las estimaciones actuales sugieren que el último año analizado provocó 5,8 millones de años de vida ajustados por discapacidad, un alza del 81 por ciento desde el 2000.
Causó además 329 mil muertes, lo cual supone un incremento de más del 100 por ciento a partir del inicio del presente siglo, acotó.
Aparte del impacto significativo de la enfermedad, la OMS denunció la desigualdad existente en la disponibilidad de recursos y servicios para brindar tratamiento y atención, especialmente en países de ingresos bajos y medianos.
El Atlas de Neurología de 2017 describió este fenómeno al pronosticar 0,03 neurólogos por 100 mil habitantes en naciones pobres contra 4,75 en aquellas con una renta alta.
En consecuencia, los expertos implicados en el análisis del comportamiento del Parkison en la etapa de 25 años destacaron la necesidad de impulsar políticas de salud global.
Pidieron implementar estrategias enfocadas en la enfermedad, mejorar la educación y concienciación para prevenir y reducir los riesgos de la patología, y asegurar el acceso al tratamiento y a la atención sanitaria.
El Parkison constituye una afección degenerativa del cerebro asociada con síntomas motores (movimiento lento, temblor, rigidez y desequilibrio al caminar) así como una amplia variedad de complicaciones no motoras (deterioro cognitivo, trastornos mentales, dolor y otras alteraciones sensoriales).
Las deficiencias motoras, incluidos los movimientos involuntarios (disquinesias) y las contracciones musculares involuntarias dolorosas (distonías), contribuyen a las limitaciones en el habla, la movilidad y, por lo tanto, a las restricciones en muchas áreas de la vida.
El desarrollo de estos síntomas y complicaciones disminuye notablemente el funcionamiento y la calidad de vida, lo que conlleva a altas tasas de discapacidad y necesidades de atención, estrés y carga para los cuidadores.