Londres, 21 jun (Prensa Latina) Trenes cancelados, estaciones vacías y aglomeraciones en las paradas de autobuses es el panorama reinante en Londres y otras ciudades, tras iniciar hoy en Reino Unido la mayor huelga ferroviaria de los últimos 30 años.
El paro que protagonizan unos 40 mil trabajadores en demanda de un aumento salarial equivalente a la tasa de inflación que ronda el siete por ciento, mejores condiciones laborales y contra los despidos forzosos, afecta a 13 compañías de trenes nacionales y a la Network Rail, a cargo de toda la infraestructura del sector.
En Londres, la situación se volvió aún más caótica porque los empleados del metro decidieron apoyar a sus colegas en el primer día de la protesta, prevista también para los días 23 y 25 de junio.
La estación de Waterloo, en la ribera sur del Támesis y uno de los puntos neurálgicos del servicio nacional de trenes, estaba prácticamente vacía en la mañana de este martes, constató Prensa Latina.
El servicio está muy deprimido, solo están operando algunos trenes de cercanía, y la Jubilee (una de las líneas del subterráneo londinense) está cerrada, explicó a este corresponsal uno de los empleados que se dedicaba a encaminar a algunos viajeros desorientados hacia las paradas de autobuses más cercanas.
El Sindicato de los Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT) decidió iniciar la huelga este martes, tras fracasar la víspera las negociaciones que mantenía con la patronal.
Las compañías ferroviarias han propuesto subidas salariales del 3 por ciento, muy por debajo de la actual tasa de inflación, a lo que hay que añadir que los sueldos llevan varios años congelados, afirmó el líder gremial, Mick Lynch, quien no descartó que otros sindicatos como los de la educación, la salud y los empleados del servicio postal, también protagonicen protestas en los próximos meses.
El gobierno conservador británico se rehúsa a interceder en las negociaciones por considerar que se trata de una disputa entre empleadores privados y sus empleados, pero este martes el primer ministro Boris Johnson arremetió contra el RMT y sus dirigentes, y calificó el paro ferroviario de innecesario.
Los laboristas, algunos de cuyos diputados se solidarizaron con los huelguistas a pesar de que la dirección del partido pidió a los miembros de la bancada abstenerse de participar en las protestas, abogaron, a su vez, por una solución al conflicto laboral para evitar mayores trastornos a la ciudadanía.