Por Waldo Mendiluza
París, 5 mar (Prensa Latina) Exquisita e infaltable, todo un símbolo de Francia y Patrimonio de la Humanidad, la baguette se ve de repente en un terreno inusual para su privilegiado puesto de reina de los panes galos, el de enemiga de la salud.
Pudiera parecer un poco exagerado este tratamiento para tan ilustre manjar a base de harina de trigo, sobre todo después de la declaración de la Unesco a finales de 2022, pero la obesidad ataca al hexágono y la voz de alarma ya sonó.
Una coalición que agrupa a profesionales de la salud, pacientes y activistas, llamó en febrero a una verdadera cruzada frente a la adiposidad excesiva, a la cual se atribuye un proyectado impacto para 2030 en al menos uno de cada cuatro franceses.
Según estudios, en suelo galo las personas obesas se duplicaron en las últimas dos décadas, pasando de un 8,5 por ciento de la población en 1997 a un 17 en 2020, lo que representa ocho millones 500 mil seres humanos.
Con estos truenos, poco que alegar en defensa de los productos capaces de disparar el muy conocido, y también muy ignorado, índice de masa corporal (IMC), y lamentablemente la baguette no escapa de la lista.
Si bien para los franceses resulta difícil ※incluso imposible※ concebir la comida sin pan, la ciencia y las estadísticas sugieren lo contrario, aunque sin dudas la resistencia será firme.
Para el nutricionista Raphaûl Gruman, citado en la publicación Medisite, la ilustre y patrimonial baguette no representa una buena opción ni para la glicemia (presencia de glucosa en la sangre) ni para la flora intestinal.
El experto aporta una mala noticia, el delicioso pan desencadena un aumento notable de la producción de insulina por el páncreas, lo que en algunas personas incrementa el riesgo de diabetes, sobrepeso y problemas hepáticos.
En su reciente alerta, la antes mencionada coalición instó a convertir la lucha contra la obesidad en una gran causa en Francia para 2024, a partir de la movilización «con todas las energías» de profesionales de la salud, investigadores, asociaciones de pacientes y poderes públicos, en aras de prevenir y lidiar mejor con el fenómeno, así como abordar sus causas y complicaciones.
Las cartas están sobre la mesa, pero de momento la baguette sigue tranquila en su condición de omnipresente, aunque, recuerden, la salud es lo primero.
(Tomado de Orbe)