La Habana, 1 nov (Prensa Latina) Las celebraciones por la tradicional fiesta mexicana del Día de los Muertos tienen lugar en muchas regiones de América, y aquí comienzan hoy de manera oficial con múltiples eventos y homenajes.
Con la inauguración a las 16:00 hora local de la exposición colectiva «Vaso de Tiempo», en la Casa Benemérito de blas Américas Benito Juárez, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, esa institución conmemora el 35 aniversario de fundada.
Una hora después se realizará el desfile de las Calaveras por toda la calle Mercaderes y seguidamente, la misma entidad acogerá la entrega de una ofrenda dedicada al cantautor cubano Pablo Milanés y al mexicano Armando Manzanero.
Estas actividades están todas auspiciadas por la Embajada de México en Cuba y la propia Casa Benemérito de Las Américas.
Desde el pasado jueves otros eventos dieron paso a la mayor fiesta del hermano pueblo mexicano, entre ellas, la apertura de una exposición en la sala Rhino del Taller Experimental de Gráfica de la Habana, en la Plaza de La Catedral, también en la parte antigua de esta capital.
La exposición colectiva de grabado oaxaqueño -otro de los conceptos de arte más relevantes de esa nación- de la colección de Casa de las Américas, es un regalo para los amantes de las más enraizadas costumbres que a lo largo de la historia simbolizan a las comunidades latinoamericanas, en este caso, a los mexicanos.
En una ceremonia llevada a cabo en París el 7 de noviembre de 2003 la Unesco distinguió a esta festividad indígena como una de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Dicho organismo de la ONU consideró la tradición en el momento del nombramiento «una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país».
La fiesta del Día de los Muertos fue, además, catalogada en 2008 por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y recuerda cuando las ánimas de los difuntos retornan al mundo de los vivos y visitan a familiares, quienes los reciben con alimentos en altares creados en su honor.