Operación Jericó, narcopolítica en Panamá

Ciudad de Panamá (Prensa Latina) La penetración en instituciones del Estado panameño del narcotráfico, bajo el control de bandas criminales, quedó nuevamente al descubierto en la Operación Jericó, con más detenidos y nuevas investigaciones.

Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá

El Ministerio de Seguridad (Minseg) confirmó el arresto de unos 25 individuos -entre ellos, panameños, colombianos y mexicanos- asociados a la red criminal que operaba desde el istmo, dedicada al narcotráfico en la región.
Entre los primeros impugnados sobresale Abraham Rico Pinera, hijo del diputado Raúl Pineda, a quien se le acusa por la presunta comisión de delitos como tráfico de drogas y blanqueo de capitales, y se sometió a una audiencia de garantías.
El modus operandi parecía sencillo: la banda invertía grandes sumas de dinero para crear empresas y a través de ellas mover la droga procedente de Colombia en puntos específicos en la comarca Guna Yala, Panamá, y Darién, y luego enviarla a través de trochas en la selva hacia la frontera con Costa Rica.
Según el Procurador General de la Nación, Javier Caraballo, a esta organización criminal se le decomisaron tres toneladas de drogas y más de 300 mil dólares.

IMPACTO EN EL LEGISLATIVO
La investigación tuvo sus primeros impactos en la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), cuando el diputado Raúl Pineda, padre de Abraham Rico Pineda, anunció que se separaría en parte de su actividad política, al menos en la Comisión de Presupuesto y la de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales, de las cuales forma parte.
Para el legislador por el Partido Revolucionario Democrático, este es un caso judicial que debe enfrentarse en esa vía, y así lo harán. Además, informó que su hijo se encuentra en la cárcel La Mega Joya «como cualquier otra persona, sin condiciones especiales. Creo que está en la más estricta o delicada situación».
Pineda expresó que «conversará con las diferentes bancadas, no para que hagan un juicio sobre esto, sino para que escuchen al diputado y al padre que está viviendo esta situación. Lo demás será esperar el proceso y confiar en la justicia».
«Confío en la justicia y en que el Ministerio Público tomará la decisión correcta basada en pruebas científicas y en un proceso investigativo que apenas comienza, así como el ûrgano Judicial», remarcó.

ESTRUCTURA DEL GRUPO CRIMINAL
La estructura que desmanteló la Operación Jericó identificó roles trazados de acuerdo con los intereses de la organización: los que se encargaban de blanquear el dinero, los responsables de los talleres para acondicionar los carros y así ocultar la droga, los que planeaban las rutas, los que transportaban la droga hasta ponerla en puerto seguro, los mochileros, y así la cadena avanzaba.
Según explican los fiscales encargados del caso, la droga procedente de poblaciones del Urabá chocoano en Colombia, llegaba en lanchas a la costa Caribe panameña, específicamente a localidades como Achutupu o Isla Perro, en la comarca Guna Yala.
Otras veces arribaban a Nurrá, en Darién. Un hombre llamado Olano Bicy González era el coordinador de transporte. Una de sus principales tareas era contratar a los mochileros para desplazar la droga de un lugar a otro.
En Panamá, generalmente los mochileros son indígenas de las comunidades cercanas, quienes cargan entre 15 y 25 kilogramos de estupefacientes para recibir al menos 800 dólares.
El compañero de faena de Bicy González, hoy detenido provisionalmente, era Luis Diego Pitti, quien se entregó a las autoridades el pasado 19 de agosto al igual que Omar Ortega, presidente de Servicios Múltiples Rama S.A., que, de acuerdo con la pesquisa, es una de las empresas que habría servido para blanquear el dinero.
De 2015 a 2019, el presidente de esa compañía fue Abraham Rico Pineda, hijo del diputado Pineda, y ahí está la fatal conexión.
La red criminal también pagaba sumas de dinero a pequeños agricultores de la zona para ocultar la droga temporalmente. Es decir, hasta contar con carta blanca para sacarla. En esta parte de la cadena entraban en escena los agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
Este personal de un organismo de seguridad le daba luz verde al grupo para pasar la droga o, por el contrario, mantenerla escondida hasta que llegara el momento oportuno. Dos de ellos quedaron detenidos provisionalmente.
También contaban con el apoyo de un miembro de la Policía Nacional, otro de los que fue capturado el pasado 15 de agosto.
Desde la comarca y Darién, los mochileros trasladaban la mercancía a Tortí, un corregimiento del distrito de Chepo en Panamá Este. Desde aquí, las sustancias ilícitas viajaba en carros hasta las localidades de San Miguelito o Juan Díaz, en la capital istmeña, donde el grupo tenía centros de acopio.
En estos dos lugares era escondido en carros con doble fondo para finalmente ser trasladado a Breñón, corregimiento del distrito de Renacimiento, en la occidental provincia panameña de Chiriquí.
De Breñón, la droga viajaba a Costa Rica. Y desde allí el recorrido continuaba hacia México.
La Operación Jericó fue iniciada por la Fiscalía Primera Especializada en Delitos Relacionados con Drogas el 30 de junio de 2023, tras descubrir la existencia de un grupo criminal dedicado al tráfico internacional de drogas.