Michael Phelps y su esperado regreso en Río 2016

Por Moisés Pérez Mok

Río de Janeiro, (PL).- Leyenda viva, y hasta donde parece ser también insuperable, Michael Phelps llegará a los Juegos Olímpicos Río 2016 dispuesto a continuar tejiendo una historia de triunfos iniciada hace ya 16 años en la distante Sydney.
El «tiburón» Phelps logró días atrás convertirse en el primer nadador estadounidense en sacar boletos para cinco JJ.OO., igualando así la actuación de su compatriota Dara Torres, ganadora de una docena de medallas en las citas de 1984, 1988, 1992, 2000 y 2008, en esta última ya con 41 años de edad, una década más que su émulo.
Para el ya cercano compromiso carioca, el ídolo de Baltimore confiesa sentirse doblemente estimulado: primero, por la existencia en su vida de una nueva y grande motivación, su pequeño hijo Boomer, nacido en mayo pasado y que le ha devuelto por completo la felicidad.
Pero además, porque según confesó al diario Folha de Sao Paulo, está atravesando por un excelente momento de su vida. Me siento, mental y físicamente, de un modo en que no estaba desde los mejores años de mi carrera, en 2007 y 2008, dijo y admitió que en aspectos como la alimentación está recibiendo una atención especial.
Así, el por ciento de grasa en el cuerpo, que para Londres 2012 era de 13 puntos, hoy está en apenas cinco.
Ahora pienso en mi cuerpo como en un automóvil. Cuanto mejor es la gasolina, mejor el desempeño, bromeó.
De cualquier modo, el también apodado «la bala» reconoció que en Río, donde competirá en los 100 y 200 mariposa y los 200 combinado, la pelea será difícil. Tanto, que estaría dispuesto incluso a aceptar un resultado decepcionante.
Aún si no ganara una medalla en los próximos Juegos voy a estar feliz, porque he hecho todo lo que podía para prepararme, dijo en una conferencia de prensa después de asegurar su presencia en la venidera cita cuatrienal.
Phelps llegará a la Ciudad Maravillosa con el botín más grande que deportista alguno haya conseguido en la historia olímpica: 22 medallas, de las cuales 18 son de oro, y por si fuera poco ostentando la condición de máximo ganador de títulos en una Olimpiada: ocho en Beijing, de los cuales siete llegaron acompañados de records mundiales.
Eso, sin olvidar que es también el primer y único nadador en ganar las mismas pruebas (100 mariposa y 200 combinado) en tres ediciones diferentes de los Juegos.

COMO SE TEJE UNA HISTORIA
A la cita de Sydney-2000 Michael Phelps, nacido el 30 de junio de 1985, llegó en calidad de tritón más joven. Tenía apenas 15 años, logró terminar quinto en los 200 mariposa y dejó una agradable impresión a todos cuantos le vieron competir, perfilándose como la gran estrella que poco después, llevado de la mano por su entrenador Bob Bowman, comenzaría a brillar.
Así, Atenas-2004 lo vio erigirse monarca indiscutible con seis preseas doradas y dos de bronce, para igualar el récord de máximo ganador de medallas en unos Juegos, que hasta entonces poseía el formidable gimnasta de la extinta Unión Soviética Alexander Dityatin (Moscú 1980).
La consagración definitiva llegó en Beijing-2008, donde en ocho pruebas disputadas consiguió otros tantos títulos, dejando atrás a sus coterráneos Carl Lewis (atletismo) y Mark Spitz (natación) y al legendario finés Paavo Nurmi.
Pero además, por si la hazaña fuera poca, quebró siete marcas mundiales y nadó la que muchos consideran como la final más espectacular de la historia de la natación contra el serbio Miroslav Cavic, en los 100 mariposa.
Ya antes del inicio de la competición en el Cubo de Agua pekinés, Phelps había anticipado que venía dispuesto a arrasar. «Creo sinceramente que puedo lograr las ocho medallas aquí; no estoy loco», dijo y recordó que alguna vez, de pequeño, su profesora de lengua «había cometido el error de decir que jamás sería capaz de llegar a nada».
En los que había anunciado desde el año 2009 que serían sus últimos Juegos Olímpicos, los de Londres 2012, el «tiburón» de Baltimore sumó otras cuatro de oro y dos de plata para llegar a un gran total de 22 y echar por tierra la condición de máxima ganadora (18) que detentaba la ex gimnasta soviética Larisa Latynina.
Allí, en la capital británica, los periodistas le pidieron resumir la triunfal carrera a la que estaba poniendo fin y fue lacónico al señalar «supongo que la frase sería lo logré».
Cada meta que me propuse la conseguí, pero con perdón para los de 30 (años), me dije que a esa edad ya no podía seguir nadando. Aquí termino y es un orgullo haber logrado todo lo que he conseguido, remató.

NO FALTARON LOS TROPIEZOS
La vida de Michael Phelps, el hombre que en Río hará todo lo posible por engrandecer aún más su historia, no tuvo tampoco una vida exenta de tropiezos.
De pequeño, el hecho de padecer de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) le ocasionó no pocos sinsabores en la escuela, y los problemas familiares literalmente lo empujaron a la piscina para buscar en el agua y las brazadas refugio frente a las constantes peleas de sus padres.
En 2004 fue arrestado por primera vez por conducir a exceso de velocidad y con alto grado de alcohol en sangre; un delito en que incurrió de nuevo en 2014 y que entonces le costó una condena a 18 meses de prisión que se convirtió luego en la obligatoriedad de someterse, durante ese mismo lapso, a un programa de desintoxicación.
La sanción derivó también en una suspensión de seis meses de toda competencia, incluido los Mundiales de Kazán, el pasado año.
Esta, por cierto, no era la primera vez que la Federación Estadounidense de Natación lo había suspendido. Antes, en febrero de 2009, también lo alejó de las piscinas, entonces por tres meses, luego que el tabloide británico News Of The World publicara una foto donde se le veía fumando de una pipa de agua de las utilizadas para consumir marihuana.
Todos ellos fueron, según reconoció el propio multicampeón en una entrevista con la revista Sports Illustrated, momentos en los que se sentía en un lugar oscuro y no quería vivir más.
Mas, por fortuna la voluntad pudo más que los tropiezos y el 17 de abril del pasado año una vez más se lanzó al agua, en la cuarta competición de la estadounidense Series Arena Pro Swim, el hombre que ahora llegará a Río para darle realce a unos Juegos donde desde ya comenzó a hacer historia.

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