Todos están iguales

Guillermo Robles Ramírez

Por: Guillermo Robles Ramírez

¿Cuántos de ustedes salen a carretera?, ¿cuántas veces, al año?; posiblemente en la medida que continúe cuestionándolo a usted lector se va ir reduciendo la cantidad de gente que usa las carreteras, quedando solamente como los más frecuentes aquellos que sea por cuestiones laborales y el resto solamente en temporada vacacional.

Pero también los hay quienes disfrutan manejar en carreteras, con un corazón de camionero porque antes se decía que, con corazón de diputados, pero éstos últimos ya se hicieron “fresas” y hacen sus recorridos desde arriba, es decir, en avionetas, helicópteros o cualquier transporte aéreo.

Cuando se piensa en hacer un viaje en carretera, lo primero que la gente piensa es en las mejores opciones para cuidar la integridad sobre cualquier tipo de contingencia de seguridad. Para los que tienen vehículo propio primeramente ven en qué condiciones se encuentra su medio de transporte ya sea carro, o camioneta sin importar el tamaño del medio en que serán trasladados a su destino, es decir, si tiene el servicio completo del taller como es las condiciones del aceite del motor, las llantas, entre otros más.

Pero al parecer esto no es suficiente ya que la violencia, el crimen y el robo se encuentra en todas partes porque el asalto en carretera va en aumento haciendo de ello las carreteras federales o de cuota más peligrosas y aún más tratándose si el viaje lo van hacer entre puras mujeres la preocupación es mayor optando en el uso del transporte de camiones que existen en las centrales camioneras de cada localidad.

Hay que reconocer que éstas compañías o dueños de línea de transporte han cambiado en los últimos años en cuanto a sus camiones mejorando desde la adquisición de unidades nuevas incluyendo una diversidad de beneficios para que el pasajero tenga un viaje placentero donde no falta el clima dentro de sus unidades, televisiones de pantalla plana y películas que son relativamente nuevas.

En algunos incluye el “sandwichito” o no ha de faltar la bolsita de cacahuates o cualquier otro tipo de refrigerio. También han mejorado mucho en la limpieza tanto del interior como del exterior de los camiones, así como la comodidad de sus asientos reclinables para el que quiera echarse una pestañita o bien la dormilona hasta llegar a su destino final.

Los dueños de éstas líneas de transporte camionero han competido tanto que sus mejorías han sido notables para ver quien brinda el mejor servicio, incluyendo en la presentación de sus choferes que en algunos casos los obligan al uso de gorrito de chofer, saco y corbata. Pero también asegurándose para aquellos que tienen el pie pesado estos camiones están gobernados para que el motor no rebase el límite de velocidad máxima que son los 99 kilómetros.

En algunos de ellos dentro del cobro de tu boleto viene incluido un seguro de cinco pesos adicionales que para “dizque” lo que pueda suceder, pero nunca te especifican realmente que es lo que está cubriendo dicho seguro, pero bueno funciona la mercadotecnia de que viajas protegido.

Pero tal parece que por muchos beneficios que han invertido los concesionarios de los transportes de viaje son insuficientes ante los asaltos dentro de las unidades porque continúan los robos dentro de las unidades con pistola en mano que ya algunos pasajeros empiezan a tomar medidas de portar un arma para defenderse contra éstos asaltantes, haciendo justicia con su propia mano, para después ser procesado peor que el delincuente después de haber sido un héroe.

Cuántos casos hemos leído ya sea en el Internet o publicado en algún medio impreso, es solo cuestión de ponerse a investigar o como dicen ahora los chavos “vamos a googlear”, para que se den cuenta la cantidad de héroes que salvan más de una sola vida y después son castigados por las autoridades de manera injusta.

Habrá quien considere un acto de heroísmo que hizo ese pasajero desconocido y hay quien piense que es un asesino, pero ante la ley es considerado un homicida, cuando por defensa propia llega a matar al criminal.

La facilidad con la que se puede subir cualquier asáltate haciéndose pasar por un pasajero es más fácil de lo que se imagina. Para comenzar no hay mecanismos de seguridad, y aquellos detectores de metales ninguno sirven o están desconectados por la sencilla razón de que no hay ni la mínima instrumentación para revisar que nadie porte armas.

Lo peor de todo esto es que ante la nula seguridad en las centrales de camino también genera ideas para futuros pasajeros estén armados para poderse contra quien quiera robarles sus pertenencias.

No existe en ninguna parte de la república mexicana una central camionera que lleve las mismas normativas e instrumentación que hacen en los aeropuertos para realmente asegurar a los pasajeros.

Y ni tampoco hay nadie quien asegure una normativa para que éstos camiones no se paren fuera de las terminales a subir pasajeros que no compran un boleto dentro de la central camionera.

De nada sirve que los dueños de éstas líneas de transporte inviertan tanto en sus unidades cuando la inseguridad y el terror existe dentro de sus unidades al momento de que abordan con una facilidad sus unidades por la falta de una normativa y contingencias de seguridad o en el caso de existirlo eso solo viene escrito en un pedazo de papel, porque en la práctica es otra cosa.

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