México (PL) Pese a los esfuerzos gubernamentales, la violencia no escampa en México, sobre todo atribuible a las organizaciones criminales que hacen del narcotráfico su principal negocio, y por cuyo mercado y control de territorios mantienen entre sí una guerra sin cuartel.
El conflicto incluye a las fuerzas de seguridad, con involucramiento del Ejército y la Marina Armada de México, que han tenido que asumir responsabilidades en el mantenimiento del orden interno, algo que debía corresponder por ley a los cuerpos policiales federales, estatales y municipales.
Los militares mexicanos están en la primera línea de combate, y por ello son objeto de ataques incluso con armas de grueso calibre.
En septiembre un convoy militar que custodiaba una ambulancia con un reo, fue emboscado sobre la México-Nogales, a la entrada norte Culiacán, Sinaloa (la tierra de El Chapo) con saldo de tres uniformados yun socorrista fallecidos y 11 militares heridos.
Los delincuentes utilizaron fusiles Barret, calibre 50 y granadas. En el lugar de los hechos quedaron calcinados dos vehículos Hummer de la Novena Zona Militar.
Ante la repetición de estos hechos y de bajas militares, la gubernamental Comisión Ejecutiva de Atención a las Víctimas (CEAV) autorizó la reparación integral para marinos y soldados víctimas directas o indirectas de agresiones perpetradas por la delincuencia organizada, así como para sus familias.
«Nuestros policías, soldados y marinos son tan víctimas como cualquiera. Han arriesgado sus vidas por nosotros los ciudadanos y no podemos dejarlos fuera de la Ley General de Víctimas», dijo Julio Hernández Barros, presidente de la CEAV.
El general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, declaró recientemente que los soldados mexicanos «se la están pensando», reclamó al Congreso la adopción de un marco legal para las intervenciones militares en seguridad interior y un cronograma para el regreso de los uniformados a los cuarteles.
LOS GRUPOS CRIMINALES SE EXPANDEN
Si bien en penales mexicanos y de Estados Unidos están tras las rejas connotados capos de los carteles de la droga, como Joaquín «El Chapo» Guzmán, el descabezamiento de estas organizaciones delictivas se traduce en el recrudecimiento de la violencia y la multiplicación de tales grupos armados y células, con presencia en al menos 18 estados.
Durante 2010, el entonces gobierno federal encabezado por Felipe Calderón realizó un diagnóstico denominado Información sobre el Fenómeno Delictivo en México, donde se incluía un Mapa Nacional de Homicidios por Conflictos entre Organizaciones Criminales.
Para entonces fueron identificados siete conflictos principales entre carteles de la droga que hoy persisten con mayor fuerza: disputas entre los carteles del Pacífico contra Juárez; Pacífico contra Beltrán Leyva; Pacífico contra Arellano Félix; La Familia contra Golfo-Zetas; Golfo contra Zetas; los Carrillo Fuentes y La Familia contra Beltrán Leyva.
A la batalla se sumó el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y Los Caballeros Templarios. Faltan otros, como el enfrentamiento entre Los Rojos y Guerreros Unidos en el estado de Guerrero, que tiene como trasfondo la desaparición de los 43 normalistas de la escuela rural de Ayotzinapa, con el contubernio de policías municipales de Iguala y Cocula.
El presidente Enrique Peña Nieto reconoció en agosto el incremento de la incidencia delictiva en el país, aunque de manera particular en 50 municipios donde el número de homicidios dolosos fue superior durante los primeros siete meses del año en comparación con el mismo periodo de 2015.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a julio de este año se cometieron 12 mil 376 homicidios dolosos en el país, tres mil 392 más que los registrados en el mismo periodo de 2015.
Entre los estados cuyos municipios muestran un repunte en el número de ese delito EN 2016 están Guerrero, Colima, Chihuahua, Guanajuato, el Estado de México, Michoacán y Sinaloa, entre otros.
Los 50 municipios con más homicidios este año se encuentran en 18 estados. Acapulco, en Guerrero, ocupó el primer lugar en la macabra lista con 554 ejecuciones.
Le sigue Tijuana, Baja California y Culiacán, Sinaloa, mientras que Ciudad Juárez, Chihuahua; Ecatepec, Estado de México; Monterrey, Nuevo León; Ciudad Victoria, Tamaulipas; Chilpancingo, Guerrero; Iztapalapa, Ciudad de México, y Manzanillo, en Colima, completan la lista de localidades más violentas este año y donde las bandas de narcotraficantes tienen fuerte incidencia.
Al cierre de 2016, y luego de una década, la guerra contra el crimen organizado deja como saldo la integración de 172 mil 876 averiguaciones previas por homicidios dolosos, 27 mil 887 personas desaparecidas y 35 mil 433 desplazados, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
De acuerdo con esa dependencia, las carpetas de investigación por asesinatos ※las cuales pueden incluir más de un homicidio※ detallan que en 93 mil 839 casos se utilizó un arma de fuego; en 21 mil 673, un objeto punzocortante.
En 48 mil 317 casos las personas fueron calcinadas, ahorcadas, descuartizadas, degolladas, disueltas en ácido, ahogadas, o se usó algún otro objeto para privarlas de la vida. En nueve mil 47 expedientes, el Ministerio Público desconoce cómo se cometió el homicidio.
México: la guerra por las drogas continúa
Por Orlando Oramas León