Brasilia, 5 jun (PL) Cacareado como el fin de la recesión por el presidente Michel Temer, el modesto crecimiento logrado por el Producto Interno Bruto (PIB) brasileño en el primer trimestre del año fue comparado por economistas con un vuelo de gallina.
Brasil volvió a crecer. Y con las reformas va a crecer más aún, posteó Temer en las redes sociales luego de conocerse un informe del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) que daba parte del incremento, en uno por ciento, del PIB del trimestre enero-marzo de 2017 con respecto al último de 2016.
En el mismo tono eufórico, el ministro de Hacienda Henrique Meirelles – quien solo días atrás lamentaba la existencia en el país de un clima exagerado de pesimismo con relación a la economía -catalogó el anuncio como «histórico», pese a admitir que «todavía hay un camino a recorrer para alcanzar la plena recuperación económica».
Con relación a este primer aumento del PIB tras dos años de baja continuada, especialistas del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese) advirtieron que si se le compara con igual período del pasado año, el índice decreció 0,4 por ciento, mientras la caída acumulada en 12 meses es de 2,3 por ciento.
En una nota difundida aquí, la entidad explicó que el crecimiento registrado en el primer trimestre del año guarda una mayor relación con factores externos, como la exportación y el alza de los precios de algunos de los productos colocados en el mercado mundial (commodities), que con acciones internas de la política económica.
Por el contrario, subrayó, indicadores como la formación bruta de capital fijo, que miden la inversión en maquinarias y nuevas industrias, mostraron en el período de referencia una caída que atestigua la fragilidad de la economía brasileña.
La crisis se mantiene y todo indica que el ritmo de la retracción económica fue apenas atenuado, frenado, por factores puntuales y externos, coincidió en apreciar el profesor de la paulista Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) y economista Marcio Pochmann.
Sin medidas efectivas para la recuperación, como sucede en el escenario actual, esos números conmemorados por Temer podrán ser apenas un punto fuera de la curva de una recesión prolongada, dijo al diario digital Brasil de Fato el también ex presidente del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA, por sus siglas en portugués).
Para la clase trabajadora la recesión continúa en la medida en que el nivel de empleo empeora y la renta tampoco crece, sostuvo e insistió en que «el efecto estadístico» no resulta de políticas del gobierno Temer, sino de la expansión del comercio exterior que desde 2015 viene produciéndose por la desvalorización de la moneda.
También el profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) Joao Sicsú coincidió en que el resultado trimestral fue tirado por la demanda externa, un factor que -dijo- ningún gobierno es capaz de controlar.
Los sectores que registraron altas, como el agropecuario, transporte y almacenamiento, están todos ligados a la actividad externa, mientras por el contrario el mercado interno, el consumo de las familias y las inversiones cayeron, apuntó.
Sicsú señaló que en verdad lo que existe es una larga trayectoria de caída y precisó que desde el último trimestre de 2014 el consumo decreció en aproximadamente un 10 por ciento y las inversiones lo hicieron en 24 puntos porcentuales.
No existe ninguna trayectoria de recuperación consistente, ni tampoco indicación de mejoría, opinó el experto, para quien la economía brasileña «suspiró» en los tres primeros meses del año «a pesar del gobierno y no por causa de éste».
Un trimestre no configura una tendencia, manifestó por su parte en declaraciones a medios internacionales de prensa el profesor de Macroeconomía de la Fundación Getulio Vargas (FGV), de Río de Janeiro, Mauro Rochlin, para quien a partir de ese lapso resulta difícil decir si un cuadro se alteró de forma estructural.
Rochlin, sin embargo, considera que pese a todo, algunos indicadores parecen marcar una tendencia a la recuperación, aunque todavía asentada sobre bases muy pequeñas.
Para el presidente nacional de la Central Única de los Trabajadores (CUT) de Brasil, Vagner Freitas, la alharaca de Temer respecto al crecimiento trimestral del PIB no pasa de ser una tentativa melancólica de imponer un resultado positivo al balance de su gestión, en momentos cuando su salida del Palacio de Planalto parece cercana.
Temer -dijo- no conoce la realidad, las necesidades y mucho menos el sufrimiento de los brasileños, que durante su gobierno perdieron sus empleos y vieron empeorar sus condiciones de vida.
Un país con más de 14,5 millones de desempleados, 2,6 millones en un año de gestión Temer, no tiene nada que conmemorar. Brasil está parado, las empresas están cerrando sus puertas. No hay cómo transformar las derrotas política, económica y moral en victoria mediante una hoja de cálculo financiera, aseveró.
Temer y el PIB, un vuelo de gallina
Por Moisés Pérez Mok