La indiferencia de las personas que observaban la misma imagen que nosotras –un sujeto encima de una joven con los pantalones desabrochados y la joven desnuda de la cintura para abajo- nos hizo pensar que “solo” se trataba de dos personas teniendo relaciones sexuales en la vía pública. Cuando nos acercamos, los gritos de la joven y sus intentos por quitarse de encima al sujeto nos advirtió que se trataba de una violación sexual, a la vista de quien quisiera ser testigo de la escena.
Nuestros gritos hicieron que el sujeto se fuera y dejara a la joven. Pedimos una patrulla que jamás llegó. La señora de la casa más próxima donde se estaba dando la violación sólo se asomó para cerrar sus ventanas. Dos señores que salieron a tomar el fresco a la banqueta ni se inmutaron, no movieron ni un dedo, se limitaron a ver. Todo esto sucedió en una colonia muy popular de Tuxtla Gutiérrez. No doy más datos del caso por la seguridad de la víctima, pero las autoridades ya tienen la información.
Aún no logro determinar con exactitud qué me preocupa y ofende más: la indiferencia y miedo de la sociedad ante un acto semejante; la indolencia de las autoridades incapaces de enviar una patrulla ante la denuncia de una violación sexual en plena vía pública; la vulnerabilidad en la que nos encontramos las mujeres o todas esas circunstancias juntas.
No fue por su forma de vestir, tampoco por caminar sola por la calle, ni por andar con malas compañías, no fue nada de eso, ni nada que a las autoridades o la sociedad quiera creer para sentirse a salvo y con la conciencia tranquila y así evadir su responsabilidad.
El caso que les narro no es un asunto aislado. Eduardo Flores, del Observatorio Ciudadano de Chiapas publicó en fechas recientes en Chiapas Paralelo un artículo llamado “La alerta previa al desastre” en el que señala la situación en la que está Chiapas y en particular Tuxtla en cuanto a las denuncias por violaciones sexuales.
Según cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y de la solicitud de información 186117 hecha por el Observatorio Ciudadano Chiapas, a la entonces Procuraduría General del Estado de Chiapas, en 2016 se denunciaron 748 casos de violación sexual en Chiapas, de los cuales 94.92 por ciento fueron cometidos hacia mujeres, más de la mitad de ellos a niñas menores de edad. Chiapas ocupó en 2016, el onceavo lugar a nivel nacional con la tasa más alta de denuncias por este delito por cada 100 mil habitantes.
Si 2016 no fue un buen año para las mujeres y las niñas en Chiapas, 2017 parece ser peor. La tasa de denuncias por violación sexual de enero a marzo de 2017 es 3.98 por ciento mayor a la cifra del mismo periodo de 2016, y al menos en los últimos 15 meses, esta cifra ha permanecido superior a la tasa nacional; 181 casos se tienen registrados, de ellos 37 se han cometido en Tuxtla Gutiérrez. Además, el porcentaje de menores de edad en tales denuncias ha incrementado de 48.81 por ciento en el primer trimestre de 2016, a 52.94 por ciento en el mismo periodo de 2017.
Si revisamos la cifras a nivel municipal, encontramos también que 6 de los 7 municipios incluidos en la Alerta de Violencia de Género, que aún no tiene acciones definidas en el estado, presentan ya durante el primer trimestre de este año tasas de denuncias por violación sexual por cada 100 mil habitantes superiores a la tasa nacional que es de 2.49.
Las violaciones sexuales no son un hecho aislado, este delito responde a la dinámica patriarcal en la que vivimos, a la impunidad en la que están los perpetradores de estos actos, a la indiferencia de la sociedad que no denuncia estos hechos y no exige a las autoridades aun cuando esos delitos están ocurriendo en muchas ocasiones en su propia casa o muy cerca de ella.
SIN ACCIONES MÍNIMAS QUE EXIGE AVG
Es urgente que el Gobierno del estado de Chiapas y los municipios como Tuxtla Gutiérrez implementen políticas públicas contundentes para eliminar la violencia en contra de las mujeres.
Estamos a poco más de seis meses de haberse dado la declaratoria de Alerta de Violencia de Género en 7 municipios de la entidad y hasta ahora no se han implementado las acciones mínimas que exige la alerta para frenar la violencia estructural que existe en el estado en contra de las mujeres.
Cada uno y cada una que estamos indignadas con la situación podemos hacer algo desde donde estamos y con las posibilidades que tenemos, de entrada podemos no ser indiferentes ante la violencia en contra de las mujeres, no ser parte del problema, no ser la señora que solo se asoma a cerrar las ventanas para sentirse a salvo dentro de cuatro paredes; ni los señores que se limitan a ver desde la banqueta de su casa.
Cada vez que hay una violación sexual o cualquier acción de violencia e injusticia hay tres actores: la persona que violenta, la violentada y las y los observadores, son estos últimos quienes pueden hacer la diferencia permitiendo que sigan esos actos con su silencio cómplice o deteniéndolos con sus acciones.
¿Qué podemos hacer? 1. Denuncie cualquier acción de violencia contra las mujeres. 2. Actúe cuando sea testigo o testiga de esa violencia llamando a las autoridades, gritando, pidiendo ayuda a otras personas y trate de poner a buen resguardo a la víctima. 3. No juzgue jamás a la víctima. Nunca, bajo ninguna circunstancia, son ellas las responsables. 4. Exija a las autoridades acciones reales y efectivas en contra de la violencia hacia las mujeres. Hágalo en sus redes sociales, con pancartas, en playeras, por los medios que tenga, lo que su imaginación le diga.
Estás propuestas no son limitantes a lo que usted considere que puede hacer a favor de detener la violencia en contra de las mujeres, algo tenemos que hacer, no podemos dejarles este estado, esta ciudad a los malos. Que el miedo que sentimos todas no nos paralice ni nos encierre, por el contrario, que nos movilice y nos obligue a salir a las calles, a apropiarnos del espacio público. La lucha es nuestra.
Fuente: Cimac noticias