México, 20 sep (PL) México amaneció hoy herido por las secuelas de otro terremoto en su historia, pero la solidaridad de sus ciudadanos y el despliegue de militares, funcionarios civiles y ciudadanos continúan las labores de rescate y luchan por la vida.
Fue un día largo y trágico el del 19 de septiembre, incluida su noche y madrugada de hoy, tras el movimiento telúrico de magnitud 7,1 que tuvo epicentro a 120 kilómetros de esta capital, y provocó según datos preliminares de esta madrugada unos 217 muertos en Puebla, Morelos, Estado de México, Guerrero y en el Distrito Federal
Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil alertó que hay muchos edificios en peligro de colapso y llamó a la población extremar la precaución y abstenerse de regresar a viviendas afectadas estructuralmente.
Millones de mexicanos del centro del país pasaron la noche a la intemperie, donde fueron instalados algunos albergues por la Cruz Roja Mexicana, gobiernos municipales y cuidadanos.
Fueron los hechos trágicos, entre ellos el de la escuela Enrique Rebsamen, donde murieron 22 personas entre niños y docentes, y que fue visitada anoche por el presidente Enrique Peña Nieto.
En las inmediaciones del plantel escolar se improvisó una morgue temporal, pero también un centro de primeros auxilios para los rescatados.
Afuera, los padres, angustiados, siguen hoy a la espera del devenir, con esperanza pero sobre todo con mucho temor.
No fue la única escuela afectada, como tampoco guarderías, hospitales, edificios de viviendas, centros fabriles, donde bajo lomas de escombros hay muchas personas, algunas de las cuales han dado señales de vida mediante gritos o mensajes desde teléfonos móviles.
Cuando los rescatistas levantan las manos quiere decir que se haga silencio pues se escuchó algún quejido o llamado desde el interior de los escombros, donde el rescate solo puede ser con herramientas manuales como picos y palas, pues la maquinaria pesada pudiera empeorar la situación.
Otro sitió trágico en esta capital fue una fábrica textil que colapsó y donde el rescate de sobrevivientes fue motivo de jubilo y aplausos, pero luego también de dolor cuando extrajeron cuerpos sin vida.
Si se puede, es la consigna de voluntarios, vecinos, policías, militares, que conforman cadenas humanas para retirar los escombros y conseguir a sobrevivientes del sismo.
En la colonia Lindavista fueron rescatadas 19 personas de un edificio destruido, pero siguen otras bajo los escombros. Es apenas un caso de otros que se repiten.
México vive horas de angustia, 13 días después de que otro terremoto, magnitud 8,2, segó la vida a decenas de personas y causó graves daños en viviendas e infraestructura sobre todo en los estados de Oaxaca y Chiapas, al sur de aquí.
Resultó un día trágico, reedición de otro peor, en igual fecha pero hace 32 años, cuando el 19 de septiembre de 1985 un movimiento telúrico de 8,2 en magnitud dejó miles de muertos y edificios de vivienda, hospitales, hoteles y otros inmuebles reducidos a ruinas.
Las próximas horas y días serán de mucho esfuerzo, pero los mexicanos saben que ocurren especies de milagros cuando la esperanza parece terminar.
México herido, pero luchando por la vida tras terremoto
Por Orlando Oramas Leon