El hermano sucio

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Cuando alguien se refiere a un hermano, por lo general la gente lo primero que le viene en mente es que se trata del parentesco sanguíneo familiar. Pero cuando se trata de entidades la hermandad se refiere más que por su parentesco, es por lo cercano que se encuentra una de la otra.

Al igual que en una familia en donde los hermanos o hermanas, aunque sean de la misma sangre, nunca se parecen o son iguales ya que cada quien se distinguen por su propia personalidad.

Y aunque vivan en el mismo techo, hay unos que son más organizados y limpios que otros. A sí mismo sucede con las entidades hermanas que existe en diferentes partes del país.

Solo por mencionar un ejemplo se encuentra el estado de Durango y Coahuila, en donde el municipio de Gómez Palacio, Durango, y la cabecera municipal de Torreón, Coahuila, están separadas por el lecho del Río Nazas que tiene un ancho aproximadamente de 20 metros y ambas ciudades pueden ser cruzados por medio de puentes vehiculares.

Sin embargo, entre estas dos ciudades hermanas uno de ellos es más sucio que el otro, y lamentablemente los desechos industriales que vierten en el lecho seco del Río Nazas varias empresas, principalmente de Gómez Palacio, Durango, ponen en riesgo la vida y la salud de un poco más de un millón de laguneros.

La severa contaminación que sufre amplia área de la zona conurbada de la Comarca Lagunera y Durango, provocan serios daños a los mantos acuíferos que proveen de agua a miles de ciudadanos.

Las aguas residuales se concentran en una laguna de aproximadamente 180 por 470 metros ubicada cerca al ejido Las Huertas de lado duranguense, de donde emanan nauseabundos olores que dañan la salud de los que habitan en su alrededor.

La zona del río es altamente permeable, ya que son terrenos arenosos y cualquier líquido que se arroje penetra hasta alcanzar el acuífero subterráneo del cual se extrae el agua potable para consumo humano.

En abril de 1997 en el Congreso del Estado de Coahuila aprobó un punto de acuerdo para realizar una investigación de campo a ese lugar para constatar el problema y buscarle alguna vía de solución, pero como siempre, la mayor parte de los puntos de acuerdo que se hacen en la sede del Poder Legislativo, se mueven a base de intereses o populismos y éste al igual que otros más nada más quedó acordado pero sin ningún efecto, es decir, nada más en el papel y como dicen “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Han pasado 21 años a la fecha desde que salió el acuerdo y la Comisión Nacional del Agua, Profepa, ni otra autoridad lo han remediado, tan olvidado que ni siquiera ningún político se ha acordado para mencionarlo como bandera de populista y aumentar sus fieles seguidores.

No hay certeza si en cinco, diez años o más estos residuos contaminantes van a afectar el agua del subsuelo al grado de no poder beberla ni qué dimensiones podría alcanzar un posible desastre ecológico.

Las últimas denuncias públicas que se hicieron fueron hace diez años ante las autoridades de ese tiempo, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente de Coahuila, la Comisión Nacional de Agua, Secretaría de Salud de Gómez Palacio y PROFEPA de Durango, sobre las aguas pestilentes.

Pero como sucede al igual que muchas partes de la república, ante situaciones grandes las autoridades prefieren no hacer nada, enfocándose a problemas chiquitos pero sobre todo que la gente vea que están dizque trabajando.

Sin embargo, los desechos industriales que se vierten en el río Nazas, contaminan el suelo y los olores que emanan afectan la salud de las personas que lo respiran.

La inhalación prolongada o crónica de olores alterados, afecta el sistema nervioso, causando dolor de cabeza, náuseas y vómitos.

Es muy lamentable la agresión ecológica que sufre la zona donde hay asentamientos humanos, aunque se sabe que se está obligando a las industrias a que instalen sus plantas tratadoras de aguas residuales, hay una gran cantidad que no lo hacen prefiriendo verter residuos tóxicos sobre el río y a sabiendas que en un momento dado que llegara alguna autoridad sale más barato pagar la multa entre 600 mil o 800 mil pesos, que clausurar a la empresa.

Pero este no es el único problema que afronta el río Nazas, sino también el que presenta una gran parte de la superficie de su lecho se tiran toneladas de sobrantes de yeso y mármol que en tiempo de lluvias penetra el agua contaminada al subsuelo. Eso sin mencionar las grandes cantidades de residuos de plásticos en diferentes presentaciones como son bolsas, embotellados de refresco y agua, así como platos o vasos desechables.

Es urgente que se hagan reformas legales de fondo en materia de medio ambiente a nivel nacional, puesto que cada dependencia se restringe por jurisdicciones territorial o geográfico imposibilitando y dando herramientas de excusas a las autoridades para que no hagan nada al respecto.

Mientras esto llegue a suceder nos queda muy claro que, para el gobernador de Durango, José Rosas Aispuro Torres, y la presidenta municipal de Gómez Palacio, Juana Leticia Herrera Ale, representan al hermano sucio de Coahuila en donde la Comarca Lagunera se ha convertido en basurero trasero de Durango, sin importarle la salud de los coahuilenses. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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