Beijing, 15 jun (PL) La reacción automática de China al proteccionismo de Estados Unidos dejó claro que nuevamente escaló la tensión entre la primera y segunda potencia del mundo con riesgos de una guerra comercial, ahora ensombrecida por la desconfianza.
Beijing cumplió su promesa de defender sus intereses de forma inmediata y respondió hace unas horas al anunciar un alza arancelaria del 25 por ciento y por 50 mil millones de dólares sobre 659 productos importados de la nación norteamericana.
A partir del próximo 6 de julio de 2018 pondrá en vigor los gravámenes adicionales a 545 de esos artículos que tendrán un valor de unos 34 mil millones de dólares e incluirán alimentos agrícolas y vehículos.
Aun se desconoce cuándo comenzará a regir el incremento tarifario para los restantes 114 bienes, entre los cuales figuran productos químicos, energéticos y equipos médicos.
Un comunicado de la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado (Gabinete) acotó que se trata de una decisión tomada conforme a las disposiciones pertinentes de la Ley de Comercio Exterior y del Reglamento del país sobre Aranceles de Importación y Exportación, así como los principios fundamentales del derecho internacional.
El gigante asiático respondió así a la subida unilateral de gravámenes también del 25 por ciento y por 50 mil millones de dólares que Estados Unidos impuso ayer a sus importaciones de artículos que contienen tecnología de importancia industrial.
La medida de Washington contempla los productos relacionados con el plan «Hecho en China 2025», la apuesta gubernamental por mantener un crecimiento sostenido basado en la innovación y la alta calidad.
Al incremento tarifario lo acompañan barreras a las inversiones y a las importaciones del gigante asiático vinculadas con el sector tecnológico.
La administración de Donald Trump justifica sus acciones en que durante mucho tiempo China incurrió en supuestas «prácticas desleales relacionadas con la adquisición de propiedad intelectual y tecnología estadounidenses».
Esos argumentos incluso los elevó ante el órgano de disputas de la Organización Mundial del Comercio, donde Beijing los rechazó y calificó de infundados porque el intercambio de experiencias y conocimientos en esas materias entre firmas mixtas se basan en términos acordados mutuamente y por voluntad propia de las partes.
Las fricciones entre ambas potencias tuvieron su clímax en abril pasado con un cruce de medidas lesivas para los negocios en lo bilateral e internacional.
Luego a mediados mayo bajaron las tensiones con pláticas de alto nivel que arrojaron un entendimiento sobre no desatar una guerra comercial y cesar de imponerse alzas arancelarias sobre las respectivas importaciones.
Pero Estados Unidos rompió lo pactado solo 10 días después, un movimiento sorpresivo y contradictorio para Beijing.
Aunque urgió a Washington a respetar la reciente declaración bilateral, actuar conforme a lo estipulado por voluntad propia de cada gobierno y se declaró abierta a negociar, China reafirmó en todo momento que tiene confianza, capacidad y experiencia para defender los intereses del pueblo.
A juicio de expertos, resulta impredecible saber en qué parará la confrontación ahora con el añadido de la desconfianza, pues quedó demostrado que los intentos por frenarla pueden esfumarse de un momento a otro.
Además, se avizora que se caldee la situación porque Estados Unidos aplicará más gravámenes adicionales ante la respuesta de China, la cual a su vez advirtió que no se quedará cruzada de brazos y está lista para enfrentar el peor escenario posible.
Guerra comercial a la vista: China devuelve golpe arancelario a EE.UU
Por Yolaidy Martinez Ruiz