La Habana, (PL) En 1856 un médico británico de apellido Solly reportó en la revista The Lancet los efectos dañinos del tabaco sobre la piel de los fumadores que adquieren una apariencia cetrina, arrugada y rostro demacrado.
Desde entonces muchas investigaciones han confirmado que su consumo contribuye al envejecimiento de la piel, que en el rostro se acelera llegando a triplicar las arrugas propias de la edad.
Una investigación sobre el tema, del doctor cubano Alberto Quirantes, informa sobre estos males que transforman la cara del fumador dándole una tonalidad grisácea al cutis que se marca además, con relieves óseos prominentes.
La acción envejecedora del tabaco se manifiesta en la pérdida de la elasticidad cutánea debido a los radicales libres -tóxicos presentes en el humo- y una disminución de la vitamina A, encargada de proteger la piel que recibe menos cantidades de oxígeno al ser sometida al calor constante del cigarrillo, tabaco o pipa.
Por supuesto que el tabaquismo facilita la aparición del cáncer cutáneo, acné y provoca estragos en la boca pues aumenta el riesgo de gingivitis, irritación de mucosas y encías, cáncer bucal, caries, color amarillento de las piezas dentales y un aliento repulsivo de insoportable fetidez.
Quienes logran dejar el hábito de fumar podrán comprobar en pocas horas cómo la piel muestra mejorías, pues los daños que a esta causa son generalmente reversibles.
El rostro comienza a lucir más terso e hidratado, ya que el propio organismo tiende a regenerar las células dañadas, acción que podrá incrementarse y acelerarse con la ingestión de frutas y vegetales.
Estos alimentos son ricos en vitaminas y minerales, están repletos de antioxidantes, favorecen la síntesis del colágeno, de la elasticidad de la piel, así como poseen muchísimas virtudes para la salud en general.
Igualmente el ejercicio físico eleva la calidad de vida, la cual es adquirida con cada cigarrillo que se deje de consumir.
Erradicar la adicción, opción de todos
Una adicción define la dependencia compulsiva e incontrolable de una sustancia, costumbre o práctica, de tal magnitud que en su ausencia se producen graves reacciones emocionales, mentales o fisiológicas.
Las personas pueden volverse adictas a diversos tipos de sustancias como puede ser el tabaco, el alcohol, las drogas ilegales y algunos medicamentos, resultando algunas más adictivas.
También llamadas «vicios», estas provocan en la mayoría de las ocasiones cambios bruscos en el carácter y la conducta de los consumidores, que transitan por estados de ansiedad, ira o depresión, cambios en los hábitos de sueño, provoca debilidad, así como influye en el peso corporal.
Sin embargo una adicción no convierte al adicto en una persona mala o pervertida y siempre tendrá la posibilidad de pasar página a esa situación con algunas estrategias que Quirantes ha denominado como victoriosas.
Según el especialista el primer es reconocer la adicción como tal y si se dificulta el derrotarla en solitario no dudar en acudir a especialistas, familiares o amigos que puedan dar apoyo durante el proceso de desintoxicación.
La recuperación de una adicción, llámese tabaquismo, alcoholismo o drogadicción es un proceso para toda la vida y es recomendable vincularse a un grupo de apoyo como ayuda para mantener por siempre los buenos propósitos.
Pueden presentarse tentaciones pero al saber enfrentarlas no deben constituir amenaza alguna, y si hubiera un desliz lo primordial es buscar ayuda lo antes posible para no perder todo el esfuerzo dedicado a la recuperación.
Es importante no sentir miedo o vergüenza de pedir ayuda que puede ser solicitada personalmente o mediante líneas telefónicas confidenciales existentes en muchos países y a través de las cuales se pueden realizar consultas para enterrar una adicción.
Cigarrillos electrónicos: ¿una opción?
Los cigarrillos electrónicos o digitales son dispositivos electrónicos creados para simular y sustituir el consumo de tabaco, ya que vaporizan una solución líquida que puede liberar nicotina o incluir solamente aromas.
Los beneficios y riesgos de estos artefactos, cuyo diseño puede imitar a los cigarros, puros y pipas, son objeto de grandes polémicas.
Hay quienes lo ven como una alternativa al tabaco con menos riesgos para la salud, o también como terapia de reemplazo para dejar el consumo o disminuir progresivamente los niveles de nicotina, según la selección de los cartuchos que se utilicen.
Por otro lado existe un gran número de detractores los cuales afirman que los cigarrillos electrónicos causan dependencia a la nicotina, así como problemas cardiovasculares y respiratorios similares al tabaco.
Especialistas coinciden en que al ser la nicotina adictiva reemplazar un cigarro de tabaco por uno electrónico no evita los riesgos de adicción, así como simular el acto de fumar no contribuye a que los fumadores abandonen el componente psicológico relacionado con el hábito.
Los fabricantes aseguran que estos cigarrillos son menos perjudiciales que los convencionales pero, la Food and Drug Administration de los Estados Unidos afirma que contienen ingredientes que producen cáncer, como las nitrosaminas, y otros químicos tóxicos peligrosos para la salud, como el etilenglicol, utilizado como anticongelante para los coches.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud no los conceptúa como un tratamiento legítimo contra la adicción al tabaco y alerta a sus distribuidores a dejar de reivindicar supuestos efectos terapéuticos no comprobados, pues hasta el momento se carece de estudios científicos confirmativos al respecto.
Mientras la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica plantea que los cigarrillos electrónicos pueden provocar a corto plazo cambios en los pulmones similares a los encontrados en los fumadores clásicos.
Todos concuerdan en que para dejar el hábito de fumar lo ideal es utilizar mecanismos de efectividad comprobada los cuales pueden ser orientados por un médico, así como asumir una dieta rica en vegetales, frutas, y hacer ejercicios.