«Al final del sexenio, tendremos una deuda histórica que se incrementó en más de 10 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), casi se duplica la deuda», expuso Luis Foncerrada, economista y experto en política fiscal.
Refirió que lo peor del endeudamiento es que no se haya reflejado en una mayor inversión pública, la cual al cierre del 2017 apenas representó tres por ciento del PIB, la tasa más baja en los últimos 80 años.
Argumentó que esta baja inversión y el mal manejo del gasto público tuvieron un efecto mínimo y hasta negativo en el crecimiento de la economía.
«La contribución del gasto público al PIB en unos años fue cero, en otros fue apenas 0,2 por ciento y en otros fue negativo en 0,2 por ciento. En promedio, la contribución del gasto público al PIB fue cero», concluyó.
Al respecto, Manuel Guadarrama, coordinador de finanzas públicas del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), criticó las estimaciones de deuda, ingresos y gastos que presentaba la Secretaría de Hacienda y Crédito Público cada año en los paquetes económicos, ya que siempre cerraban el año con mayor endeudamiento y mayores gastos.
Félix Boni, director general de análisis en HR Ratings, consideró que las decisiones de política fiscal se tomaron de manera optimista, sin considerar factores externos.
Mencionó la caída tan drástica de los ingresos petroleros como se vio en el 2014.
Además, indicó que la economía mexicana enfrentó efectos de incertidumbre como el Brexit, la victoria del presidente Donald Trump y la sinuosa renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.