La experiencia estética en el cine

Todos han ido alguna vez al cine y al salir de ver una película de amor, suspenso, terror, locura, ficción o cualquier otro género que impacte al corazón se exclama: ¡Qué bonita o terrorífica película!, ¡Quiero vivir una historia de amor como esa!, ¡Hay que ir a verla otra vez!, o diversas afirmaciones son producto de la experiencia estética del cine.

El espectador queda fascinado por lo que acaba de ver y se empieza a identificar con los personajes o por las circunstancias que se han vivido, el hilo de la historia lo mantiene entretenido.

A través del tiempo, este fenómeno se ha transformado, al principio solo se hacían meras proyecciones de películas, representaciones visuales, pero aún no estaban en la pantalla grande; fue evolucionando la secuencia de imágenes, hasta convertirse en el cine que contiene grandes efectos especiales. (3D, 4DX) son las versiones más actuales de la cinematografía, en el que el espectador vive de cerca las experiencias movibles, las actuaciones, tormentas y desastres.

La emoción es producto de la era digital, la explosión electrónica y programación animada.

Valoración del cine antiguo y actual

En el nuevo milenio, cierto porcentaje de películas han perdido el toque especial que tenían las proyecciones de los años 50 y 70, las tramas eran más elaboradas sin necesidad de una gama de efecto especiales, aunque muchas de ellas eran en blanco y negro lograban darle otro enfoque a la película. Al paso de los años, perduraría el film, tanto así que aún ahora sigue siendo reconocida.

No obstante, la experiencia visual se siente, dependiendo de la época en la que se desenvuelva, es decir el contenido de la película es normalmente adaptado a las circunstancias del contexto. Si la sociedad padeció de sufrimiento, derrota, muertes, enfermedad como en la Segunda Guerra Mundial los guionistas escribirán una historia acerca de esa situación, retratarán ese período; la crudeza de la guerra, el exilio, la injusticia, la diversidad de intereses y la supervivencia por uno mismo y los suyos. También existen una variedad de libros relacionados con ese tema.

Roland Barthes, escritor y semiólogo, menciona que un momento justo del film que se logra recordar se le llama punctum. Se percata de que el instante es lo maravilloso del film, así como la pintura, el cine reúne múltiples fotografías, pero las más emotivas son las que se rememoran espontáneamente. La gente acude a este espacio con dicho propósito, ya que muestra una realidad transfigurada, a veces cuenta narraciones muy similares a la vida personal.

Si el auditorio padeció desamor, traición, soledad, pérdida, fracaso o algún otro sentimiento, se sentirá tan identificado que amará el relato; el reparto productivo y los personajes- actores deben tener la fuerza para transmitir este anhelo o desasosiego hacia la pantalla.

Los cinéfilos se refugian en una de las bellas artes, que más tarde se denominó así. Es preciso mencionar que las sensaciones que produzca el film son de acuerdo a la personalidad del espectador, hay quiénes son más sensibles que otros. Éste va a ser el primer impacto, después surge la crítica, se juzgan los diferentes ángulos, toques o giros que se le otorgó al producto. Desde años atrás, existen los llamados críticos que cuando se estrena una película, catalogan como bueno o malo el elenco, la música y el tema para recomendarla abiertamente o no.

Cuando una película se realiza a partir de un libro o del famoso best- seller, indudablemente el impacto es mayor, como las sagas de Harry Potter o Crepúsculo; esto no significa de antemano que sea virtuosa o reprobada, pero la fama momentánea es alta. En lenguaje coloquial hay películas llamadas “churros”, porqué son divertidas por una temporada, luego son olvidadas y desechadas para la posteridad.

Un gran maestro del cine es Hitchcock en sus producciones de “Psicosis”, “Los Pájaros” “Vértigo”, “La Ventana indiscreta” y otros títulos, se caracterizan por ser misteriosas, de suspenso e inesperadas; la apreciación se centra en los detalles. Los musicales como “El Rey y yo”, dirigida por Walter Lang en 1956, y “La Novicia Rebelde”, producida por Robert Wise en 1965, son otros encantos cinematográficos.

Hay películas modernas que sí merecen apreciadas, no son todas, debido a que si el interesado se asoma a la cartelera podrá encontrar una o dos que son destacadas. Si el éxito y la venta alcanza los indicadores establecidos permanecerá en pantallas durante varias semanas; de lo contrario, será eliminada.

La renovación constante de una misma historia, en ocasiones contrarresta importancia y estimación. Por ejemplo, en la trilogía del comic “Hombre Araña” protagonizada por Tobey Maguire y dirección de Sam Raisi se efectuó en 2002. La última creación fue en 2016, representada por Tom Holland.

Lo mismo ocurre con “Batman”, interpretada en 2005 por Christian Bale con dirección de Christopher Nolan, pero ahora el “El Caballero de la noche” es personificado por Ben Affleck. Es la franquicia de los superhéroes; es muy pronto el cambio de una película a otra.

Los frutos del cine

Los elementos que conlleva producir un film, la escenografía, el repertorio, la trama, la secuencia, la pantalla, el lenguaje, la observación y comprensión del mundo; son parte de los signos del cine que intentan cambiar y sembrar un aprendizaje en los corazones humanos.

La experiencia cotidiana, estética, artística y espiritual ayuda a percibir la realidad de otra manera, siendo uno de los objetivos primordiales de este arte.

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