A medio siglo de distancia, el Movimiento Estudiantil de 1968 dio forma al México actual, y sus efectos aún permanecen y se multiplican, asegura el rector de la Universidad Nacional, Enrique Graue:
“Por más comisiones de la verdad y fiscalías que se han creado, nunca nos ha quedado claro ni las razones ni el número de muertos habidos, y muy probablemente tal vez nunca lo sepamos con certeza y precisión, pero lo que sí supimos es que a partir de ese 2 de octubre, algo en México se había roto, que algo terrible había sucedido y que no debería jamás volver a suceder”.
Se rompió un ciclo
Y si bien la masacre del 68 no fue el inicio del México contemporáneo, si fue un punto de inflexión que dio lugar a una serie de ciclos y movilizaciones ciudadanas cuyo aporte democrático nos lleva al país actual, en tanto que a la UNAM le dejó la certeza de su autonomía y la convicción de defenderla con gran firmeza en todos sus aspectos.