El estado poblano necesita un progreso de infraestructura, y la administración del Partido Acción Nacional (PAN) ha favorecido a las obras públicas para reforzar una ciudad más turística y estética, consideró cierto parte de la sociedad. Por ejemplo, en la creación del Metrobús, la línea 1 inaugurada en 2013, la 2 impulsada en 2015, y ahora en el presente año, empezó en noviembre a operar la línea 3, la cual causó revuelo en la última semana. Pese al avance, hay voces muy inconformes, pues demandan la falta de información por el cambio de trayecto de los autobuses, ya que el Metrobús y los camiones no pueden encontrarse por las mismas vías.
El desorden imperó ante la llegada de la Línea 3
Ambas percepciones se determinaron de acuerdo a los reclamos que lanzaba la gente cuando se encontraba en las paradas aguardando la 72 CU, o 72 A o Loma Bella y no pasaban las rutas en las calles acostumbradas, ya que se modificó el camino, omitiendo su entrada por el Boulevard 5 de mayo. El único autorizado sería la Línea 3.
Muchas personas refunfuñaron, blasfemaron y arrojaron injurias contra el gobierno de Rafael Moreno Valle, quien fue promotor del Metrobús, asimismo acusaron de que en Puebla radica el morenovallismo con la continuidad del posible mandato que ejercerá la esposa del exgobernador, Martha Érika Alonso Hidalgo.
El segundo desacuerdo se presentó cuando el pasado martes 27 de noviembre se realizó un paro de transporte público, entre ellas figuraron las rutas: 72 A, 72 CU, Loma Bella, Ruta Azteca, 68, 18, 52, 1, 1 A, 41 y 2 A. Si bien no están contentos con el cambio de itinerario, también exigen que la tarifa se eleve a 10 pesos. El Metrobús cuesta $7.50.
Los usuarios estaban hallados a que los camiones pasaran en la esquina de su casa o algún punto cerca; sin embargo, ahora tienen que transbordar y gastan más para llegar a su destino. Si de por sí la situación no es gustosa para los pasajeros, mucho menos lo será si sube 4 pesos el precio del autobús. Por otra parte, hay que admitir que el Metrobús cuenta con más elementos de seguridad, limpieza y organización y los autobuses no cuentan con las condiciones óptimas “como para subir las tarifas”, coincidieron los entrevistados, “pero a la vez son necesarios”.
Es decir, se concuerda en que permanezcan las rutas pero no estarían de acuerdo con un aumento de tarifa. Otro inconveniente que prolifera en la polis es que hay una gran falta de unidades en las líneas del Metrobús, si se desea una verdadera “modernización” el acceso debe ser mayor, pues las estaciones están al tope y con dificultad pueden entrar al transporte. Todos se empujan y se vuelve estresante.
La otra voz es la de los conductores de las rutas afectadas; cuatro de ellos transmitieron a los usuarios un mensaje similar que mostraba su gran rechazo a la línea 3, y decían burlonamente que fue gracias a la próxima gobernadora, Martha Érika, que seguramente ella informó a los ciudadanos de los caminos rectificados. Su discurso, en sentido irónico, refleja el antagonismo hacia dichos “avances”.
En recopilación de tres entrevistas, Brenda una joven de 23 años dijo que es positiva la creación de las 3 líneas, ellas las usa y para su juicio no representa una molestia. Ana Luisa de la misma edad que Brenda, aseguró que a ella sí le perjudica porque tiene que tomar el Metrobús y un “camión extra”; por ende, debe pagar dos pasajes. Diana de 27 años no concuerda con los cambios porque compartió que los recorridos para transportarse al centro, a la Capú y Ánimas son más lentos y hay muchísimo tráfico. Si anteriormente demoraba una hora, actualmente tarda dos horas.
De igual forma, a veces tiene que abordar dos rutas y calificó el trayecto como “muy largo y tedioso”. Ninguna de las 3 muchachas poseía conocimiento de que la tarifa del transporte público es baja en Puebla, a comparación de otros estados. Las dos primeras jóvenes no emprenderían ninguna acción si se aprobara el aumento de pasaje de los autobuses, el cual sería mayor a 6 pesos. Únicamente Diana aseguró que sí trataría de manifestarse y declaró que “es un robo”, asimismo expresó su inconformidad del salario mínimo en la entidad.
De manera alterna, se entrevistó a Francisca, quien cuenta con vehículo, pero opinó acerca de la realidad de Puebla en el aspecto de la movilidad cotidiana. Hizo énfasis en que los conductores son unos “cafres” cuando manejan y su servicio es muy deficiente. Se puede concluir que la mayoría de las personas no se oponen a la modernización, pero depende de cómo se lleve a cabo, si se pretende un progreso que sea total y beneficie a todos, no sólo a unos cuantos.