La Habana, 15 mar (Prensa Latina) Un esquema de fraude para el ingreso a las universidades de Estados Unidos develado esta semana, donde priman los engaños, el soborno y las mentiras, sacude hoy al país.
El fraude es el más grande de su tipo jamás procesado, dijeron los fiscales federales citados por la cadena CNN, e involucra a 50 acusados en seis estados, millones de dólares en fondos canalizados ilegalmente y un puñado de las universidades más selectivas del país.
Unas 50 personas fueron acusadas en el caso. Los arrestados incluyen dos administradores de SAT/ACT, un supervisor de exámenes, nueve entrenadores en escuelas de élite, un administrador de la universidad y 33 padres, según investigadores.
Las políticas fraudulentas que apuntan a las llamadas universidades de elite en el sistema educativo estadounidense son abordadas ahora en diferentes denuncias que evidencian que el dinero abre las puertas a ricos con bajos rendimientos mientras los pobres languidecen a sus puertas pese a la excelencia de sus resultados.
Por ejemplo, cita BBC Mundo, aún faltan cuatro años, pero más de 43 mil 300 estudiantes aplicaron ya para entrar a Harvard en 2023. Pero, agrega, la prestigiosa universidad solo tendrá espacio en sus clases para poco más de mil 600 de ellos, apenas el 3,7 por ciento de los aspirantes.
Lo mismo ocurre con Yale, Princeton, Georgetown y Stanford, los centros elites en los cuales la admisión solo está garantizada con el signo del dólar en la frente.
Según un reporte de la Asociación Nacional de Consejería Universitaria (Nacac) de Estados Unidos, cerca del 80 por ciento de las universidades del país aceptan a más de la mitad de sus postulantes, pero en las escuelas más renombradas la historia es otra.
Entrar a estas universidades implica para muchos aspirantes y familiares años de esfuerzo y sacrificios pero las barreras existentes son difíciles de sortear, no importa que llegues con calificaciones de excelencia, pues allí priman otros parámetros.
Esta semana un grupo de estudiantes de California presentó una demanda contra ocho prestigiosas casas de estudio y las acusó de no hacer un proceso justo de admisión.
Afloró el problema que muestra el escándalo de sobornos para que hijos de millonarios y estrellas de televisión entren a universidades de élite como Yale o Stanford, sin descontar que algunos hijos de políticos millonarios lograron su ingreso gracias a apellidos y donativos.
Según BBC Mundo, Yale, Stanford, Georgetown, la Universidad de Texas, la del Sur de California, la de Wake Forest o la de California en Los Ángeles fueron solo algunas de las instituciones salpicadas por el esquema de corrupción.
Para analistas y observadores fue una nueva constatación de cómo las personas más ricas buscan diferentes formas para colocar a sus hijos en algunas de las universidades más renombradas de Estados Unidos.
Richard Reeves, analista de Brookings Institution, un tanque pensante con sede en Washington, esto es parte de un problema mayor: el oscuro y complejo entramado de las admisiones a las universidades de Estados Unidos.
Aunque en papeles el ingreso en la mayoría de las universidades de élite no es muy diferente, en principio, a la de cualquier otra, detrás de esto hay un complejo entramado donde el dinero abre muchas puertas y también las cierra a los pobres.
Acentúa BBC Mundo que algunas universidades buscan que los que intentan ingresar ofrezcan algo «más allá de sus buenas calificaciones».
En su libro The Diversity Bargain, la investigadora Natasha Warikoo asegura que los mecanismos para admitir estudiantes en las universidades de elite de Estados Unidos favorecen que sea los hijos de las personas más ricas quienes tengan más posibilidades de clasificar.
Expresidentes norteamericanos como George W. Bush o John F. Kennedy, ambos hijos de graduados de Harvard, fueron admitidos en esa universidad aunque sus promedios de calificaciones no eran los mejores precisamente.
Las pesquisas airean, además, elementos sobre las donaciones lo que hace que los más ricos sean favorecidos en las universidades de elite.
Esto toca de cerca también al actual gobierno, pues por ejemplo, Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump, estudió en Harvard poco después de que su padre donara 2,5 millones de dólares a ese centro, aun cuando sus notas no eran buenas.
Lo divulgado hasta ahora, según el Departamento de Justicia, es el mayor escándalo de fraude en la historia estadounidense, donde los ricos están amparados por sus leyes y los pobres dejan sus anhelos y esperanzas a las puertas de los centros universitarios exclusivos.