Los suspiros del ayer

BST

«Te puedo decir inumerables adiós pero no sé cuándo será el último»

Un día como hoy por la mañana de hace 5 años todo marchaba «perfectamente«, el frescor de junio próximo al verano, la cotidianidad laboral o estudiantil, los planes profesionales o de entretenimiento seguían su curso, había disturbios «normales» en la calle, con la familia y los amigos pero nada que sobrepasara los límites de lo insoportable, quizá algunas almas padecían penas emocionales o cicatrices profundas; sin embargo, las resguardaban e intentaban vivir lo mejor posible.

Pero lo más importante es que en aquel instante los integrantes de aquella familia conservaban casi completo su árbol genealógico, por lo menos los que más interesaban y se conocían estaban ahí y de ambos lados. El que tiene todo en algún momento se vuelve inconsciente de que lo perderá.

Aún se recuerda con un dejo de nostalgia su sonrisa de flor de liz, la ingenuidad de una persona de la tercera edad, su chispa infantil, su ira impulsiva y graciosa, pero nada grata para su compañera marital.

Pero lo favorito de su personalidad era su desenfreno espontáneo e inocente, quizá no era el indicado, pues podría traerle consecuencias severas, pero de una u otra forma la libraba.

Desgraciadamente esa noche se sufrió una de las primeras pérdidas que marcó el camino de los parientes cercanos que quedaron vivos. Ese día murió un esposo, padre, abuelo, suegro y amigo.

Lo que sí es que hubo más señales significativas para unos, pues una noche anterior una tía soñó con el fallecimiento de una de sus sobrinas, otra muchacha estaba emocionada porque tendría al día siguiente temprano en la ciudad capitalina tendría una entrevista, a la cual dentro de unas horas sabría que no podría asistir por la razón menos esperada y más trágica.

También había quien esa misma tarde visualizaba a su abuelo a largo plazo haciendo un viaje, y dos de sus hijas se arrepintieron, una por sólo decirle adiós con la mano desde lejos cuando se iba a trabajar y la otra por no haberle dado un beso en la mejilla cuando la fue a dejar a su casa, casi media hora antes de que muriera. Pareciera, en tercera dimensión, como si todo estuviera bien trazado y predestinado, pero los afectados proclaman en el proceso de la experiencia: ¡Qué injusticia! ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora?

Todo lo planificado se desvanecería y nadie lo imaginaba.

El humano de repente suele creer que a él o a ella no le pasará determinada circunstancia, o incluso se vuelve consejero psicológico cuando a otros les ocurre. Pero si a uno le sucede entonces siente y entiende más las situaciones de los que pensaba..

Aún así, ante todo, nadie debe sentirse culpable, aunque será inevitable, hay mínimos detalles que cuentan mucho en el transcurso de la vida, pero que claramente no son previstos. Si todo estuviera previsto el mundo sería de otra manera.

Así que ese 12 de junio acompañado de una fuerte tormenta, de un tinte nostálgico que trae consigo el mes, un suceso tan «natural» y «rutinario» para los que se dedican a atender a las personas al borde de la muerte como los médicos o los que trabajan en alguna funeraria, y su frialdad cuando anuncian la muerte, hay que comprender su postura y tal vez aprender un poco de ellos para que no duela tanto. De hecho es la mejor opción. Todo este conjunto de impresiones y realidades forjaron un día especialmente extraño, un jueves meramente inusual y dramático, uno más que se agregó a la lista de tragedias cotidianas.

Hoy vale recordar este día y los restantes del año, sin enterrarse en un hoyo pero tampoco olvidarlo, es hora de transcenderlo y ponerlo en el altar de nuestros corazones, si hay otra vida eso no se puede asegurar ni negar.

¿La muerte es fea? Sí, pero también es fundamental entenderla y no verla como una enemiga, ya que forma parte de nosotros.

No sabemos nuestro final, el siguiente puede ser el que esté leyendo esto o el que escribió dicha reflexión. Ese es el enigma. Sólo recuerden la mente es muy poderosa y nos puede hacer durar más en el planeta. No obstante, hace 5 años aquella familia únicamente estaba consciente de que había perdido a alguien de suma importancia en su árbol genealógico.