Washington, 20 may (Prensa Latina) En medio de los retos y problemas que plantea la Covid-19 en Estados Unidos, la administración del presidente Donald Trump aprovecha hoy la pandemia para seguir impulsando sus polémicas medidas migratorias.
Al menos es lo que sugieren las acciones del gobierno federal desde que comenzó a expandirse el virus en el territorio nacional, a juicio de analistas y medios de prensa.
Según plantean, el gobernante republicano encontró en la emergencia sanitaria la justificación perfecta para acelerar la construcción del muro fronterizo con México.
También prohibió la entrada al país a solicitantes de asilo e indocumentados, suspendió en abril la emisión de certificados de residencia permanente durante 60 días y continúa la expulsión de inmigrantes, algunos incluso enfermos de Covid-19, indicó el diario La Opinión.
De acuerdo con estadísticas oficiales, Estados Unidos registró 16 mil 800 cruces ilegales de la frontera con México en abril, un 50 por ciento menos que el mes precedente y 88 por ciento inferior a lo reportado en igual periodo del año anterior.
Funcionarios gubernamentales anticiparon entonces que proseguirían las deportaciones de migrantes aun cuando los estados suavizaran sus restricciones por la Covid-19.
Ahora Trump movió otra ficha en el tablero: pretende vetar los viajes de Latinoamérica a Estados Unidos. «Lo estamos considerando, aunque esperamos que no tengamos un problema», dijo la víspera durante una reunión en la Casa Blanca.
De momento el mandatario se refirió a Brasil, el país de América Latina con más infectados con el coronavirus SARS-Cov-2, causante de la enfermedad Covid-19. Aunque la idea de prohibir la entrada a ciudadanos de la nación sudamericana la había esbozado desde el pasado 31 de marzo.
Para Trump, «la mayoría» de los viajeros desde Brasil y Latinoamérica «llegan a Florida», por eso no quiere «que venga gente (contagiada) e infecte a nuestra gente».
Sin embargo, precisan analistas que las restricciones de Trump, vigentes en la actualidad para viajeros de China y de Europa no frenaron aquí la expansión del SARS-Cov-2, que deja hasta la fecha más de un millón 500 mil personas contagiadas, con casi 93 mil muertes.
A esto que anda «considerando» el presidente se suma el anuncio del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de que prorrogará por un mes las restricciones de viaje entre Estados Unidos y México y Canadá.
La orden afectará los puertos de entrada terrestres ubicados en ambas fronteras y a los servicios de ferry, que quedarán limitados para los traslados considerados «esenciales».
Un comunicado del DHS asegura que Estados Unidos convino con sus vecinos la extensión de la medida por estimar que los viajes suponen un riesgo añadido para la propagación del patógeno entre los viajeros y el personal que trabaja en los puntos fronterizos.
Por cierto, en otro de sus desatinados comentarios, el ocupante de la Oficina Oval afirmó en la propia reunión en la mansión ejecutiva que para él tener «tantos casos (de la Covid-19) es una medalla de honor».
Respalda semejante opinión en la supuesta capacidad de Estados Unidos de hacer pruebas que detecten la enfermedad, porque «somos un país grande», dijo.
Mas, la respuesta tardía de Trump y las afirmaciones falsas sobre el número de test a la población, centran buena parte de las críticas que ha enfrentado el mandatario desde la irrupción de la pandemia en el territorio estadounidense.
Criterios negativos que incluyen también señalamientos a la Administración Trump por intentar aprovecharse de la coyuntura sanitaria mundial para aplicar sus políticas migratorias y avanzar en su racismo y xenofobia.