Brasilia, 29 jul (Prensa Latina) Al menos 23 sacerdotes católicos murieron y 347 se registran hoy infectados del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, informó la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
Precisó que, de esa cifra de decesos, 21 eran sacerdotes y dos obispos.
«Recemos por todos los sacerdotes y obispos que participan en el sufrimiento de tantas hermanas y hermanos en todo el mundo con motivo de esta pandemia», pidió la Arquidiócesis de Brasilia, que el 22 de julio comunicó de la muerte del padre João da Silva por complicaciones causadas por la Covid-19.
La región norte dos de la CNBB, de la que son parte los estados de Pará y Amapá, ambos en la selva amazónica, encabeza la lista con 58 religiosos contaminados por el patógeno y seis óbitos.
En segundo lugar, por número de personas infectadas, está la región nordeste dos que abarca los estados de Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco y Alagoas. Hubo 57 infectados y tres defunciones.
La región sur uno, que incluye el estado de Sao Paulo, ocupa el tercer lugar respecto al número de casos positivos (38) y una víctima mortal.
El estado de Ceará, correspondiente a la región nordeste uno, se ubica cuarto con 37 contagios y cuatro pérdidas humanas.
Por último, Bahía y Sergipe ocupan el quinto lugar (región noreste tres) y contabilizan 20 sacerdotes infectados y no se reportaron expiraciones.
La CNBB mantiene una postura prudente ante la autorización de los gobiernos federal y estaduales para que se reabran los templos.
Por el momento, fueron reiniciados los cultos en la Basílica de Nossa Senhora de Aparecida, la patrona nacional, ubicada en el interior de Sao Paulo, con capacidad para 35 mil fieles.
En un intento por disminuir el contagio, los fieles tendrán que ingresar con protección, no podrán confraternizar durante las misas y solo se permitirá la asistencia de mil personas en cada culto realizado en la Basílica.
Brasil acumula 88 mil 539 pérdidas humanas y dos millones 483 mil 191 contaminados por el coronavirus SARS-CoV-2, cifras que lo colocan como el segundo país del mundo, detrás de Estados Unidos, más afectado por la pandemia.