En Estados Unidos latinos en el centro de las elecciones

Luis Beatón

La Habana (Prensa Latina) El brote de coronavirus dañó significativamente las finanzas de los hispanos en Estados Unidos y la tasa de desempleo del grupo aumentó, en particular entre las mujeres, y es más alta entre sus trabajadores que en los empleados estadounidenses.


A esa conclusión llegó el Centro de Investigaciones Pew al valorar el bolsillo de la mayor minoría estadounidense, cerca de 61 millones de personas, uno de los aspectos que el presidente Donald Trump enarbolaba como una de las banderas para conseguir su reelección en el timón del país.


Mientras que el país se cerraba en medio de la Covid-19, la tasa de desempleo de los hispanos aumentó del 4,8 por ciento en febrero a un máximo del 18,5 por ciento en abril, antes de caer al 14,5 por ciento en junio, señala la investigación de Pew.


Aproximadamente seis de cada 10 latinos (59 por ciento) en mayo dijeron que viven en hogares que experimentan pérdidas de trabajo o recortes salariales debido al brote de coronavirus, con una proporción mucho menor de adultos estadounidenses (43 por ciento) que dicen lo mismo.


Los latinos tienen una visión más sombría que la de los estadounidenses en general sobre el coronavirus, de acuerdo con una encuesta realizada en junio a adultos del país. Así del grupo, el 70 por ciento dice que el peor de los problemas debido al brote de la Covid-19 aún está por venir, algo que demuestra la expansión de la pandemia en Florida y California, dos grandes centros poblacionales de esa comunidad.


Los sondeos indican que los hispanos también tienen una visión sombría de la economía, con sólo el 18 por ciento calificando las condiciones económicas como excelentes o buenas en junio, por debajo del 49 por ciento en enero.


Mostrados por Pew diferentes aspectos de la situación de esa minoría en temas tan candentes como el empleo y la economía, vale la pena escudriñar el escenario que enfrenta el mandatario estadounidense ante esos votantes.
Diversos analistas, durante años, señalaron que una reforma migratoria en Estados Unidos es rehén de los intereses políticos y se adentran en la importancia del voto latino en las elecciones presidenciales.


Según datos del Pew Research Center, el 13.3 por ciento de los votantes elegibles en el país este año son latinos, lo que representa un récord en un universo poblacional que alcanzó casi 61 millones en 2019, según cifras de la Oficina del Censo.


Proyecciones indican un récord de 32 millones de latinos elegibles para votar, superando por primera vez el número de votantes negros elegibles.


A cuatro años de distancia y con la crisis económica y de empleo generada por la Covid-19 en plena expansión, así como la violencia derivada de hechos raciales de abusos policiales, el sufragio latino vuelve a ser un punto estratégico para inclinar la balanza en favor o en contra de Trump en noviembre próximo, sostienen expertos en el tema.


Son las cifras y la demografía las que ya consolidan su posición determinante en cientos de ciudades y en decenas de estados. De aquí a noviembre, se abre una etapa en la que la movilización de la comunidad hispana marcará triunfos y derrotas electorales.


Los tres estados con mayor número de hispanos también tuvieron los mayores aumentos de esta población de 2010 a 2019: Texas (dos millones de aumento), California (1,5 millones) y Florida (1,4 millones).


Estos estados representaron la mitad (50 por ciento) del crecimiento de la población hispana de EE.UU. durante este tiempo, según estudios del Centro de Investigaciones Pew.


En eso piensan el mandatario y sus asesores pero, con un desempleo galopante, una caída brutal en la economía y la creciente disconformidad de grupos sociales por acciones policiales de corte racista, será difícil que Trump logre los mismos votos latinos que obtuvo en 2016.


Ese sector de votantes fue estratégico entonces para darle el triunfo sobre Hillary Clinton y podría serlo ahora para que Joseph Biden, el virtual candidato demócrata, llegue a la Casa Blanca.


Pero los del llamado partido azul deben estar muy atentos a las acciones y estrategias que Trump emprenderá para recuperar terreno y que seguramente tendrán el sello polarizador que lo identificó durante su primer mandato, por terminar.


Geraldo Cadava, autor del libro «The Hispanic Republican: The Shaping of an American Political Identity, from Nixon to Trump», revela que un tercio de los votantes latinos son fieles al Partido Republicano, o sea que votaran por el candidato de la organización política roja, según el diario californiano La Opinión.


Muy probablemente y en su afán de reelegirse, el presidente firmó el 8 de julio una Orden Ejecutiva a favor de los hispanos, lo que algunos opinan es un giro a su política camino a las urnas en noviembre.


«En un giro inesperado sobre sus políticas y con planes en puerta de terminar el programa que protege a «dreamers», el presidente Donald Trump firmó una Orden Ejecutiva para impulsar el bienestar de la comunidad latina, reconociendo su aporte a los Estados Unidos», sostiene el diario californiano.


El documento «Iniciativa de Prosperidad Hispana de la Casa Blanca» fue firmado por el mandatario en el Jardín de las Rosas y busca, según la Casa Blanca, ayudar a que este grupo étnico logre «el sueño americano», precisa el rotativo.


Bajo la iniciativa de la Casa Blanca se establecerá la Comisión Asesora del Presidente sobre Prosperidad Hispana, cuyo objetivo será trabajar para mejorar el acceso a oportunidades educativas, de capacitación y económicas para los latinos, muy probablemente aquellos que voten por Trump, o sea algo parecido al tercio de los cerca de un estimado de 32 millones que tiene derecho al voto, del gran total de cerca de 61 millones.


Pero, señala La Opinión, el plan surge a la par que la Casa Blanca mantiene sus intenciones de terminar con el programa de los Llegados en la Infancia (DACA), que beneficia a más de 700 mil «dreamers» y sus familias, muchos de ellos estudiantes universitarios o egresados.


Es llamativo que los esfuerzos del mandatario se dirigen a estados como Nevada, Arizona y Florida, en especial este último enclave, el cual reparte 29 votos al Colegio Electoral y es considerado un estado bisagra que puede inclinar la elección hacia cualquiera de los dos candidatos.


Pew proyecta que en Arizona el 24 por ciento de los votantes elegibles este año son latinos, dos puntos porcentuales más que en 2016, mientras en Florida se proyecta que los latinos sean el 20 de los electores. En ese último escenario estuvo Trump recientemente.


Todo indica que la estrategia de la campaña de Trump parece ser aún la de solidificar la base dura de votantes en estados estratégicos más que suavizar posiciones en materia migratoria, como mostró en su reciente visita a Florida.


En lo adelante, y pese a lanzar una zanahoria con su orden ejecutiva luego de casi de cuatro años de garrote, Trump se encuentra en desventaja ante su nueva realidad que le cambió vertiginosamente en tan sólo cuatro meses.


Sin embargo, hay preocupación, pues existe un Trump acorralado pero aún en el poder y que paradójicamente puede convertirse en un rival político aún más peligroso para los demócratas.


Al respecto, estimados de centros de estudios y de activistas comunitarios aseguran que una cifra clave de la ecuación electoral estará muy probablemente en ese universo de electores latinos y en la intención de voto que, la lógica indicaría, no debe alcanzar 20 por ciento, algo que Trump sabe y trata de superar.

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