La Casa Blanca y la estrategia de la incertidumbre

Washington, 4 oct (Prensa Latina) Incertidumbre reina hoy en la opinión pública de Estados Unidos debido, en buena medida, a la errónea estrategia de comunicación trazada por la Casa Blanca para manejar la crisis desatada por el positivo a Covid-19 del presidente, Donald Trump.


De acuerdo con un editorial del diario The New York Times, las informaciones sobre el estado de salud de Trump, cuándo dio positivo al coronavirus, cuántas actividades incluía su agenda previa a la detección de la enfermedad, son algunos de los desvaríos presenciados en el proceder comunicativo de la oficina presidencial.


Tampoco se sabe con certeza si el mandatario dio un mitin electoral y mantuvo reuniones con donantes de su campaña aun a sabiendas de que tenía la Covid-19 o detalles a esta hora importantes como es el caso de si recibió oxígeno, o algún daño pulmonar encontrado.


Todas esas cuestiones han sido puestas sobre la mesa después de la rueda de prensa del equipo médico que atiende al presidente en el Hospital del Ejército de Walter Reed, en Bethesda, a las afueras de Washington, combinada con las declaraciones inmediatamente posteriores del jefe de gabinete del mandatario, Mark Meadows.


Primero, la rueda de prensa creó una enorme confusión y dio además a entender que la Casa Blanca no divulgó el ‘positivo’ de Trump hasta que éste empezó a tener síntomas, 36 horas después de que la enfermedad hubiera sido detectada en su organismo.


Pocos minutos después, y a la puerta del Walter Reed, Meadows entraba en liza para dinamitar la no excesiva credibilidad que quedaba a los médicos. «Los signos vitales del presidente en las últimas 24 horas han sido muy preocupantes, y lo que pase en las próximas 48 horas va a ser decisivo desde el punto de vista de su estado de salud.


«Todavía no estamos en una dirección clara hacia una recuperación plena», dijo Meadows en declaraciones que primero fueron señaladas sin que se mencione el nombre de quien las realiza,) pero que rápidamente le fueron atribuidas.


En una entrevista con Fox News, el funcionario llegó a declarar que el presidente había sufrido una caída en sus niveles de oxígeno, siempre insistiendo en que se había recuperado.


Meadows aseguró en directo que nunca ha habido riesgo de que Trump tuviera que ceder el poder.


«Su condición ha mejorado drásticamente desde ayer por la mañana, un momento en el que sé que varios de nosotros, el médico y yo, estábamos muy preocupados», puntualizó.


Y, para cerrar el círculo. luego la Casa Blanca colgaba en redes sociales un vídeo de cuatro minutos de Trump en el que éste mostraba buen aspecto- comentaba la evolución de su enfermedad, agradecía las muestras de afecto recibidas desde dentro y fuera del país, y se mostraba optimista acerca de la evolución de su salud.


«La distinción no es baladí. Si al presidente de Estados Unidos se le detectó el virus el miércoles al mediodía en vez del jueves a última hora de la noche, violó todas las normas de seguridad de los Centros de Control de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), que es el organismo del Estado que trata de coordinar la lucha contra el coronavirus», destacó el analista Pablo Pardo.


Las dudas al respecto llegaron despúes de la comparecencia de Sean Conley, el médico de Trump, quien insistió, entre otras cosas, en que «pasaron 72 horas desde el diagnóstico».


Eran las doce menos veinte del mediodía del sábado cuando Conley dijo eso.
Habían pasado 35 horas y 44 minutos desde que Trump había anunciado en Twitter que él y su esposa, Melania, tenían Covid-19.


La discreción en el tratamiento de la salud de los jefes de Estado y de Gobierno es la norma. Y Estados Unidos no es una excepción.


Pero hay una diferencia, refirió Pardo: «la enfermedad de Trump es contagiosa. Y mucho. Si la Casa Blanca ocultó que el presidente y su esposa eran positivos, estaba poniendo en peligro la salud de quienes le rodean».


Para Norman Ornstein, investigador del think tank(tanque de pensamiento) republicano American Enterprise Institute, que estuvo presente en el debate, la falta de medidas de seguridad por parte de Trump y su entorno en el debate «es un comportamiento criminal».

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