Centroamérica: Crisis de los niños migrantes

Por Oscar Bravo Fong

La Habana (PL) Ante la necesidad de prevenir olas migratorias en la región norte y centroamericana, un reciente cónclave sobre ese fenómeno en el área devino punto de partida para la creación de la Red de Niñez y Adolescencia Migrante.
Representantes de gobiernos de esa área geográfica señalaron en la Conferencia Regional sobre Migración, celebrada en Honduras, que el mecanismo tiene como objetivo sensibilizar a las sociedades con la necesidad de solucionar ese problema.
También persigue divulgar de forma conjunta campañas de comunicación sobre niños, y adolescentes, muchos de los cuales carecen de recursos económicos.
A esos esfuerzos, que incluyen la protección de menores migrantes, se sumaron junto a delegados de la Organización Internacional para las Migraciones, representaciones de Costa Rica, El Salvador, Belice, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Estados Unidos.
Tal decisión de mancomunar esfuerzos para contener el ilegal éxodo de personas se dio en un contexto en que, según estadísticas del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, más de 223 mil niños sin acompañantes fueron detenidos en la frontera sur estadounidense entre octubre y septiembre de 2014.
De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), a esa situación se une el que numerosos menores centroamericanos en la actualidad son forzados a desplazarse por la violencia reinante en sus países de origen.
Los menores son frecuentemente blanco de actos violentos en el Triángulo Norte Centroamericano (El Salvador, Guatemala y Honduras) por grupos pandilleros o maras que operan en esos territorios, explicaron a finales de abril representantes del Acnur.
El fenómeno migratorio, además de menores de edad, abarca de forma general a miles de personas del área latinoamericana y en particular de Centroamérica, los cuales marchan hacia otros territorios en busca de mejores condiciones de vida.
No pocos indocumentados en su ilegal tránsito hacia geografías diversas, por otro lado, son víctimas de redes de tráfico de personas, que operan de forma coordinada en territorios del área.
Precisamente, en el marco de la Operación Conjunta Mesoamérica, esta semana agentes policiales desmantelaron de forma simultánea una red de trasiego de migrantes en Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Durante el ejercicio coordinado en esos cinco territorios resultaron arrestados al menos 28 sospechosos de participar en redes criminales de tráfico de seres humanos, entre ellos importantes cabecillas de esas organizaciones, apuntaron medios periodísticos.

DEPORTACIÓN DE MENORES HONDUREÑOS
Como otros estados centroamericanos, Honduras es afectada cada año por la migración de miles de nacionales, entre ellos niños y adolescentes, muchos de los cuales son deportados por autoridades foráneas.
Baste decir, en ese sentido, que en los últimos 36 meses unos 21 mil menores hondureños resultaron expulsados de Estados Unidos y México, lo que confirma la dramática situación que viven los migrantes.
Alrededor del 90 por ciento de los menores retornados proceden de los departamentos de Cortés y Francisco Morazán, indicó el Centro Nacional de Información del Sector Social, el cual aseguró que la migración hondureña aumentó el 70 por ciento a partir de 2014.
Pese a los proclamados esfuerzos gubernamentales por incrementar los niveles de escolaridad, cerca de 1,2 millones de niños entre tres y 17 años de edad no estudian en ese territorio, lo que se asocia a altos índices de deserción escolar, corrobora la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas.
Para investigadores como Ricardo Puerta, aunque la migración toca de cerca a Honduras, con 1,2 millones de emigrados en Estados Unidos, aún no existe una política nacional en ese asunto, que proteja a los migrantes, y ponga orden en el éxodo al igual que en el retorno de nacionales.

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