El Peso en zona de turbulencia

Por Orlando Oramas León

México (PL) El peso mexicano recuperó algo de terreno ante el dólar, no por fortaleza de la economía nacional, sino por las especulaciones financieras tras los resultados del debate presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump, candidatos a la Casa Blanca.
Cuando la CNN y varios analistas daban una ligera ventaja de la aspirante demócrata, la moneda mexicana repuntaba 1,7 por ciento frente a la divisa estadounidense en el mercado de Tokio, y se ponía por debajo de los 20 pesos en los bancos de la Ciudad de México.
Todo pareciera indicar que los principales medios de comunicación de Estados Unidos, y de otros países, favorecen la candidatura de la Clinton.
La del republicano Trump está llena de peligros para México, desde las críticas al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los epítetos despectivos a los mexicanos y la amenaza de construir un muro divisorio con la intención de aislar al vecino del sur.
Pero la campaña electoral estadounidense sigue bien cerrada, y no es el único asunto que repercute en la cotización del peso, que arrastra jornadas a la baja, incluso con marcas históricas en la historia reciente.
Según analistas y el propio presidente Enrique Peña Nieto, el peso es presa de factores foráneos por los cuales inversionistas y especuladores prefieren desprenderse de la moneda mexicana y refugiarse en el dólar, sobrevalorado aquí.
Los bajos precios del petróleo, el principal rubro de exportación mexicano; las probabilidades de que Donald Trump gane la presidencia de Estados Unidos, y las decisiones de la Reserva Federal de aquel país, resultan los argumentos a mano del gobierno para explicar la depreciación del peso.
Hace unos días el dólar brincó hasta los 20,27 pesos, cuando este anotó un mínimo histórico no registrado desde que la moneda empezó su nueva era, en la etapa del «nuevo peso». La apuesta es que seguirá en zona de turbulencias
Queda la esperanza de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tome decisiones para respaldar el precio del crudo, pero eso es a futuros, mientras en el presente ya se presentan aquí señales inflacionarias en alimentos, medicinas, insumos industriales y otros productos por las pérdidas acumuladas del peso ante la divisa estadounidense.
Yo no entiendo que, si el aguacate, el tomate, la cebolla y otros alimentos son mexicanos y no dependen del petróleo, están tan caros, se quejaba hoy en una sucursal de la cadena estadounidense Walmart, en esta capital, una ama de casa que se identificó como Inocencia Duarte.
Dijo a Prensa Latina que sabe quién es Donald Trump y lo que dice de México. También está enterada de los bajos precios del petróleo, lo cual afecta a su país.
Pero también argumentó que conoce de recortes en el gasto público y se mostró preocupada porque ella y su esposo, pensionado, puedan afrontar nuevos aumentos de precios de la canasta y los servicios básicos.
La señora Duarte no conoce, ni de nombre, a Alberto Bueno, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), quien auguró un año crítico para los empresarios mexicanos por la volatilidad del peso.
El titular de Canacintra consideró de terrible y complicada la situación, a lo cual se suma el aumento de los combustibles y la tarifa eléctrica para perjudicar aún más a la industria nacional. Será un año de estancamiento que afectará a todos los sectores, apuntó.
A la par, el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi) comunicó el mayor avance de la inflación en la mitad de septiembre para un período similar en México desde 2014.
A tono con el Inegi se conoció que los precios de los medicamentos de patentes y genéricos se incrementaron.
Durante la quinta Feria Nacional del Medicamento Genérico, que tuvo lugar la semana anterior en esta capital, representantes del sector aseguraron que para fines de año el costo de las medicinas importadas de patente aumentará alrededor del 50 por ciento.
También los medicamentos genéricos (los más accesibles) serán más caros, con un sobreprecio del 20 por ciento, según el presidente de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias, Juvenal Becerra.
El empresario detalló que, si bien el alza en el precio del dólar afecta a todos los medicamentos de importación, los que más impactan en los consumidores son los dirigidos a la cura de enfermedades crónico-degenerativas como la hipertensión, lípidos y diabetes, así como los prescritos para enfermedades gastrointestinales.
A la par se conoció que la deuda pública se incrementó de manera significativa en estos primeros cuatro años del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, explicó que de los 12 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto en que se ha incrementado la deuda, 4,8 se explican por los gastos en que incurrió el gobierno para impulsar las reformas estructurales en diversos ámbitos.
Meade compareció ante la Cámara de Diputados para explicar la propuesta de presupuesto para 2017 y los recortes incluidos. Ante los legisladores dijo que el débito público también creció por la devaluación del tipo de cambio.
Durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, detalló que, cuatro de estos 12 puntos, se deben a la devaluación del tipo de cambio.
Las arcas federales, apuntó, también decrecieron por el apoyo a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en el centro de las reformas, pero que arrastraban números rojos en sus balances financieros, principalmente por su alto pasivo laboral.
De hecho, la «ayuda» llegó acompañada de una política de despidos que incide en la nómina de Pemex, pero también de otras instituciones del gobierno, incluidos desmoches a programas de alta sensibilidad social, lo cual ya provoca manifestaciones y otras formas de protesta en el país.
El titular de Hacienda subrayó que uno de los objetivos del gobierno para estabilizar y reducir la deuda, es  el crecimiento de los ingresos tributarios y una menor dependencia de los ingresos petroleros.
Pero algo habrá que hacer para respaldar al peso, más que «enviar señales al mercado», como afirma Meade, cuando la sombra de la inflación se asoma en el horizonte y no se avizoran buenas noticias sobre la recuperación de los precios del petróleo.

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