México, 25 nov (PL) El albergue instalado por el ayuntamiento de Tijuana para acoger a más de cinco mil migrantes centroamericanos está rebasado en su capacidad, pero hoy siguen llegando otros en busca de la frontera con Estados Unidos.
La víspera arribó una avanzada de una caravana que salió de El Salvador hace un mes. Detrás vienen unos dos mil 500 migrantes cargados con mochilas y cobijas.
Sin embargo, en la unidad deportiva Benito Juárez, instalada en un barrio de Tijuana, ya no quedan espacios cuando la cantidad de caravanistas aquí podría sumar unos ocho mil.
El improvisado campo de refugiados solo cuenta con ocho regaderas, en torno a tres de las cuales se amontonan y enjabonan en calzoncillos los hombres, según reporta el diario La Jornada.
En otros las mujeres hicieron casitas con cobijas. Es la única privacidad posible. En otras dos se bañan juntos niños, hombres y mujeres. Un pantano de aguas grises rebasa ya las tarimas de madera que se colocaron en el área, añade el reporte.
«Al sur de esta insalubre área de baños se extiende un mar de pequeñas madrigueras donde niños, hombres y mujeres ven pasar el tiempo, dividido apenas por la rutina diaria: barrer, orear la ropa, salir a hacer las largas colas para recibir las raciones diarias de comida que les reparte la Marina o alguna organización humanitaria. Son 453 niños y 470 niñas», continúa el texto.
Describe que al norte del campamento se levantan dos cercos. Una barda es la línea limítrofe de México. Otra, mucho más alta, sólida, imponente, es el muro que ordenó levantar el presidente estadounidense Donald Trump.