Grupo árabe rechaza plan anexionista israelí y pide apoyo a ONU

El Cairo, 7 may (Prensa Latina) Representantes de la Liga Árabe y funcionarios palestinos condenaron las pretensiones anexionistas de Israel que podrían llevarse a vías de hecho a partir de 1 de julio, reseñó hoy Ahram on line.


Tras una reunión con el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dicho grupo subrayó que los planes israelíes de anexar a su territorio partes de Cisjordania violan los derechos del pueblo palestino y destruyen la viabilidad de la solución basada en el establecimiento de dos estados con las fronteras anteriores a 1967.


Tal perspectiva de usurpación cerraría las puertas a las negociaciones entre ambas partes, en conflicto desde hace varias décadas, subrayó el colectivo de países árabes que recabó el respaldo de la comunidad internacional.


En una declaración reiteró el llamado a iniciar un proceso político dentro de un marco de tiempo definido y basado en parámetros de larga data como las propuestas de arreglo previo, a fin de guiar los diálogos hacia una salida justa a la problemática palestina.


El grupo árabe prometió cooperación con todas las instancias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para conseguir dicho objetivo, que considera una solemne responsabilidad.


Pendiente de un juicio por corrupción, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su rival en las pasadas elecciones legislativas, Benny Gantz, firmaron un acuerdo para gobernar de forma conjunta, pacto que incluye una cláusula para avanzar en los planes de anexión a partir del 1 de julio.


Las fuerzas de ocupación aprovechan el momento cuando la humanidad lucha contra la pandemia de Covid-19 parar avanzar en sus programas coloniales, amparados en el sesgo total de Estados Unidos a favor de esa estrategia expansionista, denunció la víspera la Autoridad Palestina (AP).


Con anterioridad la AP rechazó también cualquier acción en consonancia con el Acuerdo del Siglo presentado por el presidente estadounidense, Donald Trump, un documento que le concede una autonomía limitada dentro de una patria discontinua distribuida entre la casi inhabitable franja de Gaza y la asediada Cisjordania.


Adicionalmente deja en manos de Tel Aviv el control sobre el cotizado valle del Jordán, al tiempo que declara a Jerusalén, como la capital indivisible de Israel.


Más de 700 mil colonos judíos viven en asentamientos construidos ilegalmente en Cisjordania y Jerusalén oriental, reivindicada por la contraparte.