Beijing, 13 abr (Prensa Latina) La brasileña Dilma Rousseff asumió hoy formalmente la presidencia del Nuevo Banco de Desarrollo, asentado en la municipalidad china de Shanghái y establecido por el grupo Brics para financiar proyectos en distintos sectores.
A la ceremonia asistieron representantes de los miembros del bloque (Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) y como invitado especial estuvo el presidente del gigante suramericano, Luiz Inácio Lula da Silva, quien llegó anoche a esa urbe para iniciar una visita oficial.
Tras recibir el mandato, Rousseff delineó las proyecciones futuras de la institución financiera, se refirió a los objetivos y ratificó el compromiso con el apoyo a programas de progreso sostenible e infraestructura de sus miembros y otras naciones en desarrollo.
Consideró vital expandir la influencia del Banco, abogó por ampliar la cooperación con otras entidades del planeta y generar iniciativas más innovadores y capaces de satisfacer las necesidades de financiamiento.
Entre otras cuestiones, resaltó la importancia del Brics como una fuerza emergente, con potencial de promover un modelo de crecimiento próspero, más justo y equitativo en el mundo, y encarar en conjunto desafíos globales.
El pasado 24 de marzo, los gobernadores del Banco eligieron por unanimidad a Rousseff para encabezar la entidad y, como parte de su función, dirigirá al personal operativo y las actividades ordinarias.
China expresó beneplácito y auguró futuros logros bajo el mandato de la brasileña, tras resaltar su trayectoria como exdignataria de su país (2011-2016) y economista, dedicada durante años al progreso global.
«Creemos que con su liderazgo sabio y profesional, y con los esfuerzos concertados de todos los estados miembros, el Nuevo Banco de Desarrollo tendrá grandes logros (…) contribuirá más al desarrollo y prosperidad de las economías emergentes», acotó recientemente la Cancillería.
El banco lo establecieron en 2015 los socios del grupo Brics con el objetivo de que se convirtiera en una entidad de alcance global, y movilizara recursos para obras de infraestructura y de impulso al desarrollo sostenible.
Durante los primeros años de operación se enfocó en crecer y luego admitió como nuevos miembros a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
Desde su creación, aprobó 80 proyectos por alrededor de 30 mil millones de dólares y en sectores como transporte, agua y sanidad, energía limpia, infraestructura digital y desarrollo urbano.