Las miradas del mundo y las tragedias cotidianas
La gente en el mundo es muchísima, hay cifras aproximadas, de acuerdo a la ONU y los censos realizados por el INEGI. Aun así, día a día, la cifra varía y puede ser alarmante el aumento de la misma, pese a que hay muchas muertes también. Se podría decir que es la balanza, pero a lo largo del tiempo los expertos aseguran que llegará el momento del colapso mundial, en el que ya no sea posible brindar buenas condiciones de vida a todas las personas del planeta, deberá haber una disminución o el estallo de una etapa para irrumpir en otra.
Las estadísticas que arrojan las Naciones Unidas son: “a mediados de 2015, la población mundial alcanzó los 7.300 millones de personas, lo que significa que, en 12 años, el número de personas en el mundo ha aumentado en 1.000 millones”. La sobrepoblación causa diversas repercusiones que a largo plazo pueden resultar muy perjudiciales, especialmente para los países en vías de desarrollo, pues el capital no es suficiente y hay una muy mala distribución de las riquezas, aparte del agotamiento de los recursos.
Los números no mienten, tratan de ser lo más apegado a la realidad. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que todos los días y a todo instante las personas nacen y mueren; por ende, las cifras cambian cada segundo.
De tantas cabezas, las noticias parecen ya no sorprender, pues cuando a uno le ocurre una tragedia o desventura es tormentoso; sin embargo, el mundo ha aprendido a normalizar el éxito y el fracaso, el levantamiento y la caída. En ese sentido, se puede crear arte ante una situación particular, pero sin sentirse los únicos gloriosos o derrotados del planeta.
Somos una sociedad de diferentes razas, países, ideologías, tradiciones, costumbres, religiones, personalidades, entre muchos otros distintivos, pero la calidad humana es lo que nos hace “hermanos”. Hay desconocidos, los cuales son más, pero si hay algún problema se le puede ayudar, se le ofrece la mano para auxiliarlo. La condición de compartir un mismo sentir, padecimiento o característica permite comprender al otro.
El antagonismo del propio humano
La otra cara de la moneda dice: así como existen el altruismo y la comprensión, también está el repudio, misantropía y desprecio por el sujeto. A veces de tantos surge el odio, el estrés por las multitudes, la preocupación porque cada vez sean más personas en el mundo y para colmo los embarazos estén a la orden del día, pues parece que la gente se reproduce como los piojos.
“Somos un grano de arena entre muchos”, es una realidad, cada ser humano tiene ciertas peculiaridades, pero no todos tienen la oportunidad de dar a conocer su distintivo o lo que lo hace especial, no tan ordinario, lo que impulsa a no perderse entre muchos. La lucha consiste en no solo venir a este mundo a cubrir las necesidades básicas, sino a demostrar la diferencia entre el animal hombre y el animal no pensante.
Lamentablemente ciertos humanos actúan como seres salvajes o depredadores. No se miden y no logran pasar el margen de lo elemental. Aún así, no es fácil salir a relucir a la posteridad, pues si se posee el talento o hay alguna distinción admirable en ese grano de arena, el problema es que cada día hay más y más personas. Claro está que todos podrían aportar algo, pero el exceso de habitantes reduce las oportunidades, valoraciones y quedan “arriba” unos cuantos, en ocasiones los que supieron seguir las reglas del juego, pero no siempre “los mejores”.
Otro punto derivado a partir de este tema son las armas biológicas (aquellos virus empleados como armas de guerra), las cuales de acuerdo a rumores han sido propiciadas principalmente por Estados Unidos. Son rechazadas y es difícil hasta el momento que sean aceptadas por la humanidad o declaradas por los creadores, pues el propósito es exterminar a fracciones de la población, a veces a específicas razas.
El dilema raya en que no es una manera viable para reducir los millones de individuos existentes en el planeta, pero por otro lado no aterriza correctamente el mensaje en la gente cuando se realizan campañas de consciencia para cuidar el medio ambiente, el entorno o emprender las precauciones necesarias para un control de la natalidad.
Por ejemplo, a finales del 2015 en China su gobierno permitió a las parejas tener dos bebés, ya que anteriormente se regían bajo la política de un solo hijo. Es el país en el que tuvieron adoptar dichas limitaciones por ser una nación muy poblada, tomando en cuenta los avances que la han posicionado como una de las grandes potencias.
La serie de pros y contras es infinita, lo que queda es amoldarse dependiendo de la época que toque vivir, puede ser el clímax o una Apocalipsis de un territorio. Sólo hay que tratar de dar lo mejor de sí mismo y tratar de llamar a la fraternidad, no al odio, pero quizá con una pequeña dosis de egoísmo para sobresalir en el aspecto que más se ambicione.