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Como si fuera el sitio histórico en Cuautla, Morelos, el desabasto en la regiones en donde los manifestantes han decidido bloquear caminos para defenderse del arribo constante de las fuerzas federales –obviamente conducidas hacia la represión sin que las autoridades civiles ofrezcan alternativas-, pone en riesgo no sólo la economía sino también las vidas de centenares de mexicanos atrapados en el maremágnum de la violencia. Es cuanto quiere el régimen en curso: incendiar al país para después sacar raja política si la ciudadanía cae bajo los efectos de la simulación.
Hemos dicho, y lo reiteramos, que la estrategia dista mucho de ser la búsqueda de la paz. Perdidas las rectorías económica, política y social, la clase dominante –la criminal incrustada en el gobierno y con fueros territoriales-, no tienen otra ruta para conservar el poder y asegurar el continuismo que la devastación. Y, en este momento, un tercio de las entidades federales están sufriendo los estragos: Tamaulipas, Sinaloa, Oaxaca desde luego, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Coahuila, Baja California Sur, Veracruz y Nayarit. Y van sumándose más mientras los grupos subversivos –sea el EZLN adormilado, el EPR y el ERPI, entre otros-, amenazan con abrir fuego contra los elementos enviados desde el centro para asegurarse botines de guerra, muertos incluidos, so pretexto de erradicar a los “alborotadores”.
Por cierto, en la confusión permanente, en la que algunos se han instalado por comodidad, se estima que cuanto ha sucedido se debe a la insolencia del gremio magisterial contra la reforma educativa peñista. Nada más falso aunque, en sus orígenes, el movimiento expresó su rechazo a una ley impuesta en petí comité sin la menor consulta a los afectados por ella, un método profundamente “democrático” por cierto. Más allá del lugar común sobre las evaluaciones las distorsiones comienzan con el asalto oficial a los mentores para reducir sus campos de escolaridad y oxigenar así al erario, supuestamente minado por los sueldos miserables pagados a quienes forman a las nuevas generaciones.
El fondo es otro. Nadie, en su sano juicio, podría aceptar que sus servicios profesionales estuvieran sometidos a una permanente evaluación que los colocara en el umbral del despido constantemente con la intención de reducir espacios y egresos gubernamentales; y, además, bajo exámenes capciosos, esto es con interrogantes absurdas y mal intencionadas, para socavar a quienes los presentan y colocarlos frente a la pared.
No me imagino a un periodista serio aceptando, para tener licencia para ejercer su vocación, la supervisión constante del gobierno con la exigencia de presentar previamente sus artículos y columnas para ser motivo de análisis sobre la conveniencia o no de los mismos bajo el falaz argumento de preservar la “seguridad del Estado” de intromisiones ideológicamente peligrosas para quienes mandan y no obedecen en la mayor tergiversación sobre mandantes y mandatarios. Personalmente, preferiría que me cortaran las manos antes que hicieron lo propio con la conciencia.
De esta barbarie política se han impregnado quienes han sufrido merma en sus horarios y sus negocios, sobre todo en las áreas con mayor resistencia como Oaxaca, y señalan a “los maestros”, generalizando, como los irresponsables causantes del desabasto de sus ciudades y la pérdida económica subsecuente. Acaso, como en Gran Bretaña y el Brexit –el propósito de separarse de la Unión Europea al sopesar la casi paridad de la libra con el euro y, por ende, la crecida de la inflación y la carestía-, el equilibrio económico sólo se alcanzaría ejerciendo la soberanía estatal –debiera ser considerada autonomía pues se reconoce un poder superior, el federal-, contra los amagos constantes del centro del país.
De allí el tremendo descontento contra todos los niveles de autoridad, sobre todo por la intolerancia de algunos gobernantes y, especialmente, de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Educación, Aurelio Nuño Mayer, especialmente éste último, provocadores de los incendios basados en su soberbio actuar.
¿Y así quieren situarse como presidenciables al viejo estilo del odioso “dedazo” sin apoyos de la militancia del priísmo repelente? Otra cosa es que puedan ganar los comicios a menos de que intervenga el ejército… lo que finalmente podrá hacerse si las fogatas se convierten en incendios por todo el país. Bien decía josé lópez portillo cuando el EZLN llegó a la tribuna de San Lázaro:
-Si yo fuera presidente ahora hubiera apagado el cerillo antes de que se convirtiera en hoguera.
Quiero entender que tal no era un justificante para la represión sino el indicativo destinado a abrir otros canales de discusión para evitar la cascada de inconformidades desde las montañas hasta las rúas citadinas más congestionadas. Pero no: se optó por la simulación de la mano del señor fox y en marzo de 2001 se consumó la parodia de instituir, de lleno, la única guerrilla pacifista en la historia mundial; hasta ahora y siete años después del estallido perentorio con duración de once días en enero de 1994.
¿Quiénes son, por tanto, culpables del desabasto, los bloqueos y el intercambio de metralla por piedras y palos? ¿Aquellos que se han rebelado contra un oscuro gobierno o los miembros de las fuerzas armadas, guiadas desde Los Pinos, con sus cargas de infiltrados y vándalos? Por cierto, sería muy interesante señalar de cual bando proceden los bárbaros y creo tener un hecho como prueba:
- En Chiapas, sitiada también, los siete responsables de haber humillado, rapando y exhibiendo a los maestros de Comitán obligándoles a portar letreros infamantes como si hubieran sido colaboracionistas de los nazis tras la Segunda Guerra Mundial, fueran apresados y puestos a consideración del poder Judicial. No hubo un solo reclamo por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ni la menor referencia en pro del “rescate” de sus supuestos compañeros, sino todo lo contrario: la sociedad estuvo conforme con el procedimiento y hasta los líderes de la CNTE más recalcitrantes omitieron cualquier señalamiento al respecto; de haber sido parte de sus bases, pese haber causado devastadores efectos, habrían ejercido presión para liberarlos y no lo hicieron; esto significa que los agresores no eran parte del movimiento sino infelices vándalos que obedecían consignas inescrutables por el momento. ¿Nos queda claro?
Esto es: la administración central –más que federal-, considera factible armar a los bárbaros y luego esconder sus hilos conductores. Como si, por ejemplo, el inglés que pretendió atacar al “pato” Donald Trump fuera señalado como “mexicano” considerando las agresiones verbales del Republicano contra nosotros en ausencia de un gobierno capaz de pararle los pies y la boca al insolente racista, xenófobo, listo a llegar a la Casa Blanca con los millones atesorados gracias a la miseria de los sueldos que paga a los emigrantes en sus dolosas empresas.
Desde luego, tras muchos años de observar la realidad del país, NO me atrevería a meter un solo dedo al fuego defendiendo a líderes sindicales aun cuando sopese que están siendo llevados a distintos cadalsos con acusaciones sembradas e indagatorias pueriles; otra cosa es mi apoyo incondicional a los maestros, a los verdaderos formadores de las nuevas generaciones, cuyo sacrificio diario demuestra hasta donde es capaz de llegar un gobierno que, en la historia, merecerá tener apellido: genocida. Porque no sólo se hablará de la tragedia de la jornada oscura de Nochixtlán sino igualmente de Tlatlaya, Tanhuato y, por supuesto, Cocula e Iguala, algunas de estas poblaciones casi desconocidas hasta que llegó el horror y exhibió el otro rostro de una nación ensangrentada y sufriente.
Ya no se puede engañar a los mexicanos; y eso gracias a que la toma de conciencia se ha exaltado a través de las redes sociales a falta de información confiable en otros medios informativos. Y contra la ciudadanía, señores gobernantes, no hay defensa… temprano o tarde se impone. Lean la historia quienes hayan aprendido con la guía de un maestro.
Debate
Los acontecimientos de este mes de junio, desde las elecciones desiguales y manoseadas hasta los actos de represión injustificados, han hecho variar momios y expectativas respecto a la carrera presidencial. Pese a ello, todavía hay ciegos que pretenden tapar el sol con un dedo y no dar importancia al desprestigio latente de los funcionarios del gobierno peñista en franco despeñadero –como lo manifesté en mis libros “Despeñadero” y “Empeñados”-.
Manlio Fabio Beltrones está fuera, luego de haber sido convertido en perentorio líder de pacotilla del PRI al que decidió renunciar como dirigente; y no me cabe en la cabeza que un personaje tan irritante como Aurelio Nuño Mayer se atreva siquiera a burlarse de los mexicanos insistiendo en sus posibilidades. Sería una aberración tan grande como su prepotencia. Pobre PRI sin líderes naturales y plegado al “chino” Miguel Ángel Osorio Chong.
En el otro brazo ejecutor, el del panismo, los enanos crecieron. Rafael Moreno Valle, todavía gobernador de Puebla, saluda por haber defendido la plaza con la sangre y fuego del fraude; Ricardo Anaya Cortés sigue presumiendo por victorias que no son suyas –con tres alianzas turbias y alejadas de la ideología panista-; y Margarita de calderón no se atreve, siquiera, a referirse a su papel cómplice en el atroz incendio de la Guardería ABC de Hermosillo hace siete años.
Por su parte la izquierda se debate entre seguir la caballada de Andrés Manuel o dividirse para separarse de éste apoyando ¡al PAN! Un margallate sin antecedentes tan extremos. Si existe lógica, lo primero sería razonable y lo segundo significaría un suicidio, aunque cabe una tercera opción: el lanzamiento de terceros en discordia como el sempiterno llamado, Juan Ramón de la Fuente, quien ya se parece a Don Nicolás Zúñiga y Miranda. Repasen la historia, amables amigos.
La Anécdota
Los empresarios siempre han sostenido una tesis sobre el poder en México:
-Preferimos contar en la Presidencia no con un gran presidente sino con un buen socio.
Y, desde luego, se han salido con la suya desde hace ya varias décadas… ¿o desde siempre?
La historia nos enseña que los autócratas que no entienden a sus pueblos terminan en el más ominoso de los escenarios;
y sólo se salvan, a medias, quienes van con la corriente.
En México sólo requerimos que renuncien quienes nos han colapsado antes de que el incendio se generalice.